Capítulo 4

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***

Al menos los días pasaron rápido y después de pasar cuarenta y ocho horas hospitalizada, me encontraba cumpliendo mi reposo desde casa, Luis me llamaba todas las noches para contarme su día de la manera más gráfica posible, y Juliana me enviaba mensajes para desearme pronta recuperación. Mi teléfono se iluminó mostrando su nombre en la pantalla.

Juliana Valdés: Buenos días, Valentina. Espero te encuentres mejor, hoy estuve conversando con el oficial Miguel Rodríguez, es el que estabas entrevistando al momento de la explosión, él también está algo herido, pero la cuestión es que lograron atrapar a dos miembros del grupo criminal de "Manos de sangre" y misteriosamente hoy ambos amanecieron envenenados.

Valentina Carvajal: ¿Qué? No lo puedo creer... Todo lo que habían avanzado se fue a la mierda, a este paso nunca van a atrapar a ese delincuente. Por cierto, ¿tienes el número del oficial? Lo necesito para hacerle unas preguntas.

Juliana me envió el número y luego de darle las gracias me envió un "de nada, preciosa" y no sé por qué eso me sacó una sonrisa. Imaginé los hoyuelos de la chica de ojos café y labios carnosos, pero volví a la realidad, ¿qué hago pensando esas cosas? Sacudí mi cabeza para concentrarme.

Llamé al oficial Rodríguez.

—Buenos días, oficial. Habla con Valentina Carvajal, reportera de sucesos.

—¿Cómo olvidarla, Valentina? ¡Casi nos matan!

—Si... Bueno —Mi voz sonó más antipática—. Quisiera saber algo con respecto a otros crímenes que han ocurrido recientemente, ¿sabía usted que cada semana están asesinando entre tres y cuatro personas pertenecientes a la comunidad LGBTQI+ solo en CDMX?

—¿Se refiere a los... Gays? ¿Homosexuales?

¿Acaso no sabe lo que significa LGBTQI+? Dame paciencia, Jesús.

—¡Sí! Me refiero a los gays, señor oficial.

—Señorita, CDMX es de las ciudades más peligrosas de latinoamérica, asesinan gays y también a personas normales todos los días.

—O sea, que para usted ¿los gays no son personas normales? Ya veo por qué el país no avanza, muchas gracias.

Colgué. Papá dice que a veces soy maleducada, pero no puedo evitar ser grosera con gente que carece de sentido común. Por eso en ocasiones discuto con él, no puede tener la mente tan cuadrada, trabaja para un medio de comunicación, y a eso hay que sumarle que tiene un hijo probablemente gay. Es tiempo de abrir la mente.

Se me ocurrió algo en medio de este reposo, y es que ya me siento muy bien, los moretones ya casi no están, gracias al cielo ya pronto comenzaré a trabajar.

Juliana y Luis ya no están de reposo, ellos están mucho mejor que yo, así que los llamé para ir al club nocturno "Clímax" y hablar con el encargado. Si la policía no investiga, entonces lo haré yo.

Maquille mi rostro lo mejor que pude para tapar los leves morados, me miré al espejo y el reflejo me hizo sentir hermosa, mamá y papá me hicieron con mucho amor (modestia aparte), lástima que mamá ya no esté para que vea cuánto me parezco a ella.

Sonó la bocina del carro de Luis y salí de la casa vistiendo ropa cómoda, unos jeans rasgados, zapatos deportivos y una camisa ligera.

—Disculpe, ¿esta es la casa de la señorita Perra Carvajal?

Luis siendo Luis.

—¡Oh! Ella no está, salió con un tal Luis Culoabierto —respondí mientras subía al carro.

A la luna tu miradaWhere stories live. Discover now