Epílogo

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—Mírame, Val. Respira, vamos, respira —dijo Juls mientras conducía.

Inhalé y exhalé repetidas veces, el dolor era insoportable.

Llegamos al hospital y me sentaron en una silla de ruedas. A lo lejos pude escuchar la voz de Luis gritar groserías y unos segundos después apareció con su cámara para grabar aquel momento.

—¿Llegué a tiempo? —preguntó mi mejor amigo.

—Justo a tiempo —dijo Juls y un hombre vestido de blanco empujó mi silla de ruedas hasta que vi el letrero: "Sala de parto"

Juls inhalaba y exhalaba como si fuera ella quien daría a luz.

Habían pasado 8 años desde que le pedí que fuese mi novia aquella noche luego de una cabalgata, y tres años desde que dijimos el gran "sí, acepto" vestidas de blanco. La verdad no me importa cuántos años pasen, para mi ella siempre será la mujer más hermosa de todas.

Me pasaron a la cama y ella tomó mi mano en todo momento.

—Eres la mujer más valiente que he conocido —me dijo al oído—, gracias por permitirme entrar en tu vida, por dejarme acompañarte en cada proceso, por amarme de esa manera tan genuina en la que solo tú sabes hacerlo, y sobre todo: gracias por querer formar una familia conmigo.

Un par de lágrimas escaparon de mis ojos mientras sentía sus labios en mi frente.

—Te amo —dije mirándola a los ojos.

—Te amo, Val —dijo apretando fuerte mi mano mientras el doctor comenzaba a decir "Puja, Valentina. Puja"

Fue una ardua labor, pero luego de unas horas Juls y yo sosteníamos a nuestros dos pequeños en los brazos, luego de nueve meses de realizarnos aquella fecundación in vitro bajo el método ROPA. Si, los óvulos de Juls en mi vientre. No puedo creer como dos personitas recién nacidas puedan parecerse tanto a Juliana, pero lo más espectacular de todo fue cuando Santiago Andrés y Ana María abrieron sus ojitos por primera vez y nos enamoraron con el azul de su mirada.

No puedo describir lo que sentí en el momento que tuve a mis bebés en mis brazos por primera vez, lo único que podía hacer era agradecerle a Dios por todo. Por haber puesto a Juls en mi camino, y por permitirme vivir aquella noche cuando recibí ese disparo por parte de mi padre. No pude evitar recordarlo todo como una película en mi cabeza...


Flashback

Tres disparos retumbaron en la habitación.

Abrí los ojos y pude ver como Juliana me miraba con pánico, bajé la mirada y pude observar como de uno de mis costados comenzaba a brotar un manantial de sangre. Mis piernas dejaron de sostenerme, pero los brazos de Juls no me dejaron caer al suelo.

—Val, mírame —dijo ella colocándome en el suelo poco a poco y sosteniendo mi cabeza en sus manos— Val, hey, amor. No te duermas, ¡Mírame!

Pero sentía mucho sueño, mis ojos se cerraban por más que intentara mantenerlos abiertos.

—Juls... —dije casi sin fuerzas— Te amo.

—No lo hagas, no te despidas. Mírame, Val. Respira, vamos, ¡Respira!

"Respira" fue lo último que recordé.

Luego de eso desperté en el hospital mientras la mano de Juliana sujetaba la mía, vi sus mejillas húmedas por las lágrimas, pero el brillo de sus ojos al verme despertar no se comparaba con nada. Después de eso, supimos que no había nadie sobre la tierra capaz de separarnos.

A la luna tu miradaWhere stories live. Discover now