Capítulo 11

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***

Nuestra cobertura especial del evento de premiaciones a la música latina fue un éxito total, nadie podría imaginar todo lo que vivimos en apenas unos días, desde que volvimos al estudio, Juliana se ha comportado distante conmigo, y no solo ella, Santiago también está muy diferente, Lucho apenas me dirige la palabra para preguntarme cómo estoy y como me siento, papá está molesto y lo va a seguir estando hasta que me vea vestida de blanco... Al menos tengo a Luis, y bueno, a este bebé que se está formando dentro de mí, y que ya se ha convertido en mi más íntimo confidente.

Mi teléfono sonó mostrando el nombre de Luis en la pantalla.

—Perra, en ningún lugar de la ciudad venden yogurt de pescado, ya pregunté en varias partes y nada... Pero te compré sushi y un yogurt natural para que mates tu asqueroso antojo.

—Por Dios, no sabes cuánto te amo, Luis. Ya ven que necesito comer.

—Ya voy llegando, maldita asquerosa.

Me han dado unos días de reposo en el noticiero debido a mi malestar, papá ha dicho que tengo covid y debo estar aislada unos días. Todo con tal de que nadie se entere de mi embarazo.

Luis llegó con cara de asco y me entregó la comida, la devoré en un segundo, jamás pensé que el sushi y el yogurt tuvieran tan buen sabor cuando se mezclan, pero la felicidad duró poco, porque cinco minutos después estaba vomitando todo en el baño. No vuelvo a comer eso nunca más.

Mientras Luis y yo volvíamos a la sala, la puerta principal se abrió mostrando a un asustado Santiago que corrió escaleras arriba con la respiración agitada.

Subimos corriendo detrás de él pero ya había cerrado la puerta de su cuarto.

—Santi, ¿Qué sucede? Abre la puerta por favor.

Lo escuche sollozar.

—¡Oh por Dios, Valentina se desmayó! —gritó Luis haciendo que Santiago abriera la puerta de manera precipitada.

Entramos a la habitación antes de que Santi nos cerrara la puerta en las narices.

—¡Con eso no se juega! ¡¿Qué carajos les pasa?! —Creo que lo hicimos enojar.

—Santi, necesitamos hablar —dije tratando de calmarlo—, ¿Qué te pasó? ¿Por qué estas así de asustado?

Tardó unos segundos en responder, pero finalmente después de un suspiro, nos contó:

—Mi amigo... mi amigo Erick no aparece. Fue anoche a una fiesta y no llegó a su casa.

—Dios... Santi, necesito que me hables sobre ellos, necesito que me hables sobre "Los Arrebatados"

—A ver, Santi —dijo Luis con cautela—, ¿Qué tanto sabes sobre estos asesinos?

—Solo sé lo que me han contado —Se encogió de hombros—, al parecer hay un grupo de hombres que se han dedicado este último año a matar homosexuales, o chicas trans, un grupo de malditos desquiciados que disparan tres veces a sus víctimas, dicen que disparan uno en la cabeza por los malos pensamientos, otro en la boca por comer de lo prohibido y el ultimo en el pecho por los malos sentimientos. —Sollozó—. Ahora Erick está desaparecido y no sabemos si cayó en manos de estos tipos.

Me senté a su lado y lo abrace, Santi lloró en mi pecho de una manera desconsolada. En ese momento me di cuenta de algo, no solo mi vida estaba de cabeza, también la de mi hermano, la de Juliana, la de Lucho, y por la cara que puso Luis, parece que él también estaba incluido en el club.

—Voy a llamar al oficial Rodríguez, para algo tiene que servir el muy inútil —dije.

Le di un beso a Santi en la frente y salí de la habitación tomando a Luis de la mano, últimamente me he sentido más empática con la gente, no sé si es por lo que ha pasado con Juliana, o si el embarazo me tiene sensible, pero mientras este en mis manos ayudar a mis seres queridos, lo hare.

Fuimos hasta la cocina y le di una lata de cerveza a Luis, yo tome un vaso de agua.

—¿Te sucede algo, perro? —pregunté y él me miró extrañado.

—¿A dónde fue la frívola Valentina Carvajal que no se preocupa por nadie?

—No me respondas con otra pregunta, Luis. —Lo mire directo a los ojos con una sonrisa de medio lado.

Luis suspiró. Sentí duda en su expresión, pero no lo presioné.

—Es mi novia... —Nunca lo había visto sonrojarse, y menos de esa manera— Es una chica trans.

Abrí los ojos como platos, jamás pensé que la novia de Luis fuera una chica trans, la había visto en fotos un par de veces, y nunca se me paso por la cabeza. Ahora comprendo la preocupación de Luis, no podemos dejar que estos criminales sigan asesinando a nuestros seres queridos.

Nos abrazamos por largo rato, le dije que lo amaba y por primera vez lo vi llorar, estamos juntos en esto, y vamos a salir adelante, pero falta alguien, falta Juliana, mi hermosa Juliana.

—Vamos a buscar a Juls.

—¿Quién es Juls? —dijo limpiándose las lágrimas.

—Juliana, idiota. Ella es mi Juls.

—Eres tan cursi que me das nauseas.

—¡Oye! Eso siempre lo digo yo. —Sonreí.

—Pues ya ves, el amor nos hace cursis.

El amor... ¿Acaso estoy enamorada de Juliana?


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Saludos desde este pequeño rincon de Venezuela! 

A la luna tu miradaWhere stories live. Discover now