Capítulo 7

1.2K 189 17
                                    


***

Debo decir que el área de arte y espectáculo me gusta muchísimo, así que al menos será más fácil para mí enfocarme más en mi trabajo y menos en Juliana, ¿verdad?

Por otro lado, siento que dejé mi trabajo de investigación a la mitad y tengo que terminarlo. No me importa quien carajos esté en el área de sucesos, seguiré indagando hasta tener la puta cara de los psicópatas que tanto daño le han hecho a los chicos gays de CDMX. A medida que pasan los días, ocurren más asesinatos, todos similares, todos escalofriantes y los mismos tres disparos.

Los siguientes días intenté hablar con Santi sobre "los arrebatados" como me había dicho que llamaban a los supuestos asesinos, imaginar que hay más de uno me pone los pelos de punta, pero Santiago se ha negado rotundamente a conversar conmigo, ni siquiera me mira a la cara. Lucho tampoco ha aparecido desde que tuvimos el inconveniente, supongo que sigue molesto por el rechazo, la verdad no sé qué hacer para que se le pase la molestia.

—Tierra llamando a la perra Carvajal, ya tenemos que abordar el avión, ¿escuchaste?

—Claro que escuché —mentí—, ¿crees que soy estúpida, Luis?

Juliana llegó corriendo con un libro en la mano. Prefiero no verla, todo es mejor si no la veo.

Abordamos el avión rumbo a Miami, juro que quiero estar lejos de Juliana, pero ¿cómo carajos hago si le toca el asiento a mi lado?

Bendito sea Dios... Esto no me puede estar pasando a mí.

Me coloqué los audífonos y comencé a escuchar música clásica, el viaje transcurrió tranquilo hasta que a medio vuelo a la mujer sentada a mi lado le dio sueño y cayó profunda sobre mi hombro. Maldición.

Luis se levantó al baño y cuando nos vio hizo una mueca de ternura. Lo vi sacar su móvil y tomarnos una foto. Lo odio.

La azafata pasó por el pasillo informando que ya pronto llegaríamos al aeropuerto de Miami, y que abrocháramos nuestros cinturones.

No sé por qué acaricié el rostro de Juliana para despertarla, pero lo hice, demasiado tarde para arrepentimientos. Sus ojos se abrieron y conectaron con los míos.

—Debemos... Debes abrochar tu cinturón, ya... Estamos llegando.

—Gracias —dijo con una leve sonrisa.

Llegamos al hotel más rápido de lo que esperaba, Luis se encargó de registrarnos y entregarnos las llaves de nuestras habitaciones. Caminamos por el lobby y nos topamos con diferentes figuras públicas, algunos cantantes que según Luis eran el boom del momento, Juliana se tomó fotos y grababa vídeos para sus redes sociales, la gente se ha enamorado de ella muy rápido, cuando entró al noticiero apenas llegaba a los cinco mil seguidores, ahora tiene más de trescientos mil y aumentando.

Las premiaciones serán mañana en la noche, necesitamos organizarnos para tratar de hacer el mayor número de entrevistas, Luis sacó la cámara y comenzó a grabar algunas tomas. La hora del almuerzo llegó y el restaurante del hotel estaba a reventar.

—¿Juliana? —dijo un hombre mayor de barba canosa.

Estaba sentado en una gran mesa con los "cantantes del momento" como había dicho Luis.

—¡Doctor Cooper! —Curiosa manera de encontrarte con un doctor— vengan, sentémonos con él —nos dijo a mí y a Luis.

Me hubiera gustado comer en un lugar menos abarrotado de gente, pero la curiosidad de saber más sobre Juliana era más grande.

—¡Cuánto tiempo sin verte, Juliana! ¿Cómo has estado?

—Pues, muy bien —dijo mientras nos sentábamos—, estoy trabajando para un noticiero en CDMX, ellos son mis compañeros, Valentina Carvajal y Luis Colmenares, estamos cubriendo el evento de premiaciones de este año.

Nos presentamos amablemente, escuché la voz de Chucho en mi mente diciéndome: "Tienes un carácter de mierda, demuéstranos que puedes ser mejor, pero sobre todo demuéstratelo a ti misma"

—Un placer, doctor. —dije mientras estrechaba su mano con una sonrisa.

Luis se me quedó mirando como si no me conociera.

—¿Y usted qué hace acá, doctor? ¿Alguna conferencia? —preguntó Juliana.

—La verdad no, resulta que mi hijo decidió dejar la universidad en el quinto año de medicina para dedicarse a la música, y ahora está nominado a mejor nuevo artista y canción tropical del año, ¿puedes creerlo? —dijo entre risas—, y pensar que casi me da un infarto al miocardio cuando me dijo que quería ser cantante.

—¡Wow, muchas felicidades! —La sonrisa de Juliana mostraba sus encantadores hoyuelos.

—Pero cuéntame de ti por favor, ¿qué has hecho estos últimos años?

—Pues... Estuve viajando un tiempo, luego volví a México y terminé mi carrera universitaria, hace poco me gradué y ahora estoy trabajando con estas personas maravillosas. —dijo mirándome.

—No sabes cuánto me alegra, Juliana. En el hospital siempre te recordamos y contamos tu historia como un ejemplo de amor y grandeza.

Ellos siguieron conversando de muchas cosas mientras comíamos, recordé cuando estuve en la clínica y ella me dijo que había pasado algún tiempo en un hospital. Le pregunté a Luis en voz baja si sabía algo sobre la enfermedad de Juliana, "no me corresponde a mí contarte esas cosas" dijo.

Entonces Luis sí sabe lo que le pasó, y no me piensa contar. Con amigos así no se necesitan enemigos.

La tarde transcurrió entre fotografías y entrevistas, Luis enloqueció cuando el hijo del doctor Cooper nos concedió una entrevista exclusiva en su habitación del hotel. "Al parecer Juliana tiene mejores contactos que la hija de L.J Carvajal" dijo el muy perro.

No sé si fueron ideas mías o el hijo del doctor Cooper (cuyo nombre artístico parece una palabra en mandarín) le comenzó a coquetear a Juliana, Luis me miraba con cara de burla, ¿acaso tengo cara de payasa? Gracias a Dios la entrevista terminó, no nos permiten entrevistas de más de diez minutos porque somos un noticiero, no un programa de farándula.

—¿Te gustaría ir por unos tragos esta noche? —le preguntó el cantantucho de quinta a Juliana.

Bueno... Realmente no es problema mío lo que haga o deje de hacer ella.

Salí de la habitación sin avisar, necesitaba aire fresco, caminé por el pasillo y presioné el botón del ascensor. Escuché la puerta de la habitación abrirse. Preferí no voltear a ver.

—¿Celosa, perra?

—Cállate, Luis.—Volteé rápidamente y suspire cuando me di cuenta que Juliana no estaba.

—Bien, ahora sí vamos a hablar tú y yo —dijo Luis.

El ascensor abrió sus puertas.


-----------------------------------------------------------

¡Sorpresa! 

¿subimos el siguiente cap?

A la luna tu miradaWhere stories live. Discover now