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Querido Sunoo

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Taeyong dejó caer su tableta electrónica sobre el escritorio y después levantó los ojos.

—¿Respondió?

—Sí, la señora Yoo estuvo de acuerdo con venir.

—Finalmente...

Ante la respuesta concisa de Honey, Taeyong golpeó la mesa una y otra vez con la punta de los dedos. Había torcido los labios en una expresión que incluso parecía mala... Un villano que quiere tomar rehenes para hacer funcionar sus malvados planes.

En la mansión había una tensión inmensa y la demora volvía peor la situación.

Hace unos días, al amanecer del primer día después de la desaparición de Ten, Taeyong pidió traer a la madre y a Sunoo a la casa inmediatamente. Dio órdenes bastante claras así que Honey fue con la madre de Ten para tratar de convencerla de que estar con ellos era, definitivamente, la mejor opción. Estaba confundida y decía que no podía darle una respuesta clara. Una reacción natural, tal vez. No importa lo que sepa o lo que intuya, en realidad no se conocen y moverse a su casa... Suena muy descabellado. Para empeorar la situación, ni siquiera podía ponerse en contacto con Ten así que había comenzado a sospechar de esto.

Entonces Honey, que transmitió la negativa de la señora Yoo y Taeyong, que escuchó la respuesta, planearon otro tipo de estrategia. Fue una solicitud más amigable esta vez, algo caballeroso y persistente.

Finalmente, tres días después, Yoo Sooyoung respondió que se mudaría a la residencia de Taeyong en el momento en que al hombre le pareciera más apropiado. Fue una decisión basada en la salud mental de Sunoo, que estaba preocupado por la desaparición repentina de su papá.

Envió a sus subordinados a La Jolla, donde ella estaba viviendo, y les indicó que empacaran todas sus cosas personales.

—¿Quiere hacer algo más?

Honey preguntó con cuidado, pero Taeyong no respondió... Estaba viendo fijamente por la ventana, cómo si imaginara algo mucho más emocionante que lo que estaba pasando adentro de la casa.

Cuando no hubo respuesta por segunda ocasión, Honey volteó también. La propiedad de Taeyong se encontraba en una colina alta por lo que la imagen dominante es la del vasto mar. Era la misma perspectiva en todos lados. En particular, las paredes de los estudios están fabricadas de vidrio y cada habitación tiene ventanales inmensos. Del techo al suelo. Una vista hermosa que se extiende y se extiende.

Cuando algo no iba bien o cuando todo se estaba volviendo bastante complicado en su cabeza, era un paisaje perfecto para mirar. Una foto necesaria para Taeyong, más ahora que deseaba tanto un momento de descanso. Algo pacífico y en calma... Porque el mal presentimiento solo estaba aumentando dentro de él.

—¿Señor?

—... Sirvientas, quiero sirvientas mujeres y, niñeras también. Todas Beta. Necesito gente que ayude a la señorita Yoo. Diles que es para hoy.

—Ya veo.

—¿Hay alguna solicitud que ella pidiera por separado? —preguntó Taeyong, quien apartó la vista de la ventana por un minuto.

—No... pero Sunoo estaba preocupado porque tiene miedo de dormir solo. El niño siempre duerme con su abuela.

—Si. Oh, ¿Les dijiste que no necesitaban traer muebles?

dear sunoo│𝘁𝗮𝗲𝘁𝗲𝗻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora