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¿Quién es quién?

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—¡Oye! ¡¿Por qué me pegas?!

Wonho recibió un golpe tan fuerte en la espalda que inevitablemente se puso a gritar.

—¿No te has dado cuenta? ¡Estás arruinando todo!

Honey, que había levantado la mano en el aire para golpearlo de nuevo, se detuvo cuando lo escuchó gritar todavía más fuerte.

Maldición. ¡Definitivamente todo esto lo está poniendo bastante nervioso!

El hecho de que hablara mal de Ten frente a un hombre emocionalmente inestable había sido suficiente como para sentir que podía darle un derrame cerebral de un momento para otro. Wonho no lo había hecho con mala intención, por supuesto. ¡Pero igual habían terminado con un cuchillo junto a la cabeza!

—Entiendo que te preocupes por el jefe, pero ahora mismo no está bien y que hables sin pensar, en especial sobre Ten... lo afecta. Y nos afecta a nosotros también.

—¿Qué quieres decir?

En lugar de responderle a Wonho, Honey sacudió la cabeza y lo golpeó otra vez... se dio la vuelta para seguir por el pasillo principal, rumbo al recibidor.

—Oye... ¿Por qué? ¡¿Por qué no puedo decir nada de Ten?!

Es molesto explicar de nuevo algo tan obvio, pero Wonho lo sigue mientras pregunta sobre esto una y otra vez. Al final, Honey no tuvo más remedio que enfrentar a Wonho. Lo miró.

—Ten no es un hombre que el jefe quiera para jugar y tirar por allí una vez que se aburra. Taeyong está muy enamorado... honestamente. Y, como es algo nuevo para él, está tan sobre estimulado que de verdad pudo haberte clavado el cuchillo en el ojo.

—¿Qué? ¿Enamorado el jefe? ¡De ninguna manera!

Wonho, que estaba más pálido que cuando el cuchillo había volado junto a él, parecía pensar que había perdido la razón junto con toda la gente que habitaba la casa... pero Honey, fingiendo que no había escuchado nada, no miró hacia atrás otra vez.

Iba a ir por Jaemin, personalmente.

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Estaban bien entrenados.

Los mercenarios que Dongwan tenía a su cargo parecían ser miembros de la mafia o de alguna clase de pandilla especializada en lucha y en el manejo de armas de alto calibre.

Ten, que cruzó por el arco de una casa aparentemente abandonada, no parecía haber sido golpeado y tampoco daba a notar que llevaba más de dos días sin dormir... caminaba con una postura absolutamente digna y recta. La cabeza en alto. Sin embargo, estaba sufriendo un terrible dolor abdominal. Cuando respiraba hondo le punzaban las costillas y comenzaba a toser con fuerza. Al girar el cuello en cualquier dirección, se escuchaba el terrible crujir de sus huesos. Sus cejas tenían heridas cicatrizadas y cada determinado tiempo terminaba por escupir sangre en el suelo. Tenía una herida profunda a la que solo le había rociado una botella de licor descontinuado. Uno de sus ojos estaba hinchado y sus muñecas, que habían estado atadas durante mucho tiempo, estaban rojas y abiertas. Sumado a ello, la mitad de su abdomen lo cruzaba un moretón con la forma de un pie y experimentaba un dolor punzante cada vez que sus muslos y espinillas se movían...

No había nada roto, solo sentía que lo estaba.

Ten, que limpió su boca ensangrentada con su camisa, se dirigió apresuradamente hacia la puerta que estaba al final del pasillo. Unos cuantos pasos solamente...

dear sunoo│𝘁𝗮𝗲𝘁𝗲𝗻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora