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Enlace

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Dongwan abraza a Ten por la espalda y aprieta los brazos alrededor de su cuello. Ten parece... Como si estuviera parado al borde de un acantilado, indefenso y sin ningún lugar a donde ir.

—Quita tus manos de él... Y yo escucharé lo que tengas que decirme.

Taeyong bajó la boca de la Colt al suelo. Intentó razonar... Pero Dongwan parecía no tener intención de escucharlo en absoluto. Retrocedió.

—¿Cómo puedo creer en la persona que invadió mi casa?

A pesar de sus tremendas agallas, Taeyong no pudo evitar que su ira se elevara hasta la cima de su cabeza. Dongwan arrastraba a Ten hacia abajo, formando un pequeño caminito con su sangre...

Fue entonces, cuando Dongwan gritó de la nada. Aparentemente Ten había logrado meter su tenedor en el muslo de Dongwan, aprovechando la manera tan descuidada en la que estaba parado.

—¡Carajo! —con el sonido de su muslo desgarrándose, los nuevos gritos de Dongwan se extendieron finalmente desde su garganta hasta terminar fundido en las paredes. Sin aliento y mojado de sangre, agarró la muñeca de Ten, la empujó y la apretó de un modo bastante exagerado.— ¿Qué te atreviste a hacer con esta mano?

"Dang", el espeluznante sonido de un hueso roto, cuando Ten se mueve hacia adelante y golpea con el codo en la mandíbula de Dongwan. Junto con el estruendo, el hombre, suelta a Ten y cae de espaldas contra el suelo... La mano sujetando un pedazo de carne y Taeyong caminando directo hacía él.

—Había pensado en dispararte en la cabeza... ¡Pero definitivamente es una acción muy misericordiosa para desperdiciarla en alguien como tú!

Fue allí que comenzó a escucharse el "Puck" "Puck" de cuando Taeyong le aplastó la cabeza con la suela de su bota en un claro y palpitante impulso de matarlo. Sin embargo, antes de la cuarta patada, Dongwan logró defenderse y subió los brazos para evitar un daño más severo. Su boca goteaba, ya ni siquiera podía sentirla.

—Taeyong... ¿Sabes qué si muero, todo por lo que trabajaste se derrumbará?

La voz de Dongwan, la que rápidamente se había vuelto desastrosa y pequeña, parecía estarse burlando todavía de él... Taeyong, de todos modos, decidió que era mejor dejar de moverse por el momento.

—Así que, escúchame... Y déjame salir de aquí. Es lo que más nos conviene a ambos.

—¿Lo que más nos...? ¿Cómo puede ser lo mejor para ti cuando ya está completamente jodido? ¿No lo escuchaste del señor conejo? Toda tu corrupción se ha extendido a pasos más que gigantes. No solo los JSOC y NCIS están detrás de ti ahora, sino también compañías militares y mediáticas. —con una nueva rabia emergiendo desde el fondo de su pecho, Taeyong liberó sus manos envueltas en guantes negros. Los aventó por allí, le miró fijamente y al final, sujetó de nuevo el arma.— No, tú ya estás muerto... Es solo que me gusta demasiado verte sangrar.

En realidad, cuando recordaba la imagen de Ten sobre la mesa, destruido y ultrajado... La idea de destrozarlo en lugar de simplemente dispararle se volvía todavía más intensa. Desesperante.

¡Maldita sea! Debería... estarlo desmembrando. Definitivamente debería cortarle el pene y definitivamente tendría que estar metiéndolo dentro de su boca.

Apretó los puños, quitó el seguro y apuntó justo a su entrepierna.

—¡Si muero Ten también morirá! ¡Entrará en shock!

dear sunoo│𝘁𝗮𝗲𝘁𝗲𝗻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora