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Secreto No.1

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Se escuchó un sonido de un golpe y después el pesado cuerpo del hombre quedó pegado contra la pared.

Allí, bloqueando su cuello, la cuchilla afilada de Ten comenzó a presionarse todavía más en su piel...

El sujeto no pareció querer pelear contra él, tampoco hubo alguna especie de movimiento de defensa. Simplemente parecía tener la completa intención de rendirse así que levantó ambos brazos sobre su cabeza.

Ten está mirándole con una expresión endurecida.

—¿Cómo?

—Mi amor, si hubiera estado pensando en lastimarte, te habría disparado y aplastado contra el piso. Ya sabes cómo soy. Así que quítate y hablemos como las personas civilizadas que todavía somos.

Un hombre que parece tener más de cincuenta años, intenta apartar el brazo de Ten... el que sigue presionando firmemente su cuello. No lo parece, pero en realidad lo está haciendo con mucha fuerza. Su rostro ya se estaba volviendo de un tenue color azul. Ten quita la mano lentamente. Lo despega y da un paso hacia atrás mientras deja que el hombre tosa tanto como quiera.

Tenía un bigote largo, canas en todos lados.

—¿Ya pasaron cuatro años? Has cambiado mucho. Si te hubiera encontrado en la calle bajo cualquier otra circunstancia, hubiese sido difícil reconocerte.

Silencio.

—En fin... ¿Nos quedamos en el pasillo toda la noche? No me importa en realidad.

Ten, que había perdido la capacidad de hablar por un momento, se movió de mala gana y en silencio, sacó su llave nuevamente y abrió la puerta de entrada.

—Adelante.

El hombre se encoge de hombros y entra al departamento sin dudarlo. Parece bastante tranquilo...

Ten cierra la puerta mientras mira por el pasillo. A la derecha y después, a la izquierda.

—¿Qué haces?

El hombre de mediana edad está mirando todo lo que tiene alrededor. Va por el pasillo e inspecciona cada artículo y habitación como si estuviese buscando criminales. Ten había preguntado esto en un tono bastante habitual... Pero la verdad es que estaba lleno de una terrible ansiedad. El hombre se da vuelta lentamente, al mismo tiempo en que Ten levanta la vista.

—¿Qué haces? Eso es lo que quiero preguntar. ¡¿Qué carajo haces?! La última vez que nos vimos fue hace cuatro años y creí que habíamos llegado a un acuerdo sensato. Hice todo lo posible para ayudarte, estabas panzón y chiquito y recuerdo que te dije que tuvieras cuidado porque el mundo era una mierda. ¡Pero después de eso te desconectaste del puto sistema y me dejaste ahogado en ansiedad! ¡¿Sabes lo resentido que estoy?!

—... Lo siento.

Ten se disculpó sin poner ninguna excusa. El hombre chasqueó la lengua y se aventó a una silla de madera sin cojín. Ten también se sentó.

—Pensé que te habías ido al extranjero porque desapareciste como una cucaracha cuando prendes la luz. No dejaste rastro ni de ti ni de mi nieto...

—¿Nieto..?

—Cállate y escucha. Te busqué en Colorado, en todo el maldito suelo de la maldita América, también lo hice en San Diego. Nada.

Ten no hizo más que dirigirle una mirada afligida.

dear sunoo│𝘁𝗮𝗲𝘁𝗲𝗻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora