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Secreto No. 2

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Ten lo bebió, solo un poquito... No sabía qué había puesto en el juego, pero definitivamente tenía miedo de continuar. Entonces Dongwan sostuvo una especie de control remoto y tan pronto como presionó el botón, la televisión que estaba en una pared del comedor, se encendió y mostró una imagen toda negra. Ten miró hacia arriba y puso toda su atención a la pantalla. Era una habitación que le recordaba a una prisión. No había nada más que una cama, ni siquiera tenía ventanas o luz. Y en la esquina, acostada en la cama con Sunoo, estaba su madre. El niño se encontraba cerca de su pecho, con su manita en la boca mientras que la mujer acariciaba suavemente su espalda.

—Deberías agradecerme de que les diera una cama... Fue muy difícil de conseguir.

Dongwan se encogió de hombros y sonrió, como si hubiera hecho algo muy grande y benevolente a pesar de haber cometido el pecado de secuestro y encarcelamiento. Ten lo enfrentó sin perder la calma.

—Traje los documentos que querías así que, por favor, libera a mi madre y a Sunoo.

Dongwan ni siquiera pretendió que lo escuchaba. Solamente estaba allí, vertiendo más jugo de naranja en el vaso de Ten.

—Lo haré más tarde. Bebe esto primero.

—Si los envías a salvo a casa, beberé.

—¿Crees que soy idiota? No estoy seguro de cómo, pero seguramente vas a escapar justo después de dejarlos ir.

Dongwan, a diferencia de su actitud despreocupada, tenía un aire agresivo dando vueltas constantes a su alrededor. ¿Qué debería hacer? ¿Qué tan lejos debería llegar con todo este asunto de seguirle la corriente? Apretó el puño debajo de la mesa.

—Youngheum, ¿Por qué crees que te mostré a tu familia? ¿Para enseñarte que están a salvo y lograr que te sintieras mejor?

Silencio.

—Es para que veas la manera en la que el cuerpo de esa mujer se llena de agujeros cada vez que te niegues a cooperar.

Ten abrió los ojos de un modo exagerado y entonces, Dongwan dijo algo así como: "Entra". Ten no había notado que tenía un pequeño auricular inalámbrico conectado al oído... volvió los ojos de inmediato, con la cara completamente rígida. En la habitación, se abrió la puerta de un solo golpe y un hombre alto y repleto de músculos entró, con una pistola en la mano. Su madre se dio cuenta de inmediato, se sentó y después cubrió al niño dormido con su propio cuerpo delgado y tembloroso. Asustado, Ten se puso de pie tan rápido que la silla se movió y terminó por caerse. El sonido de la madera se escuchó tan fuerte que incluso provocó que sus oídos hormiguearan.

—Basta.

La voz de Ten era fuerte. Tenía el puño todavía apretado y las venas saltando de su cuello, pero Dongwan solo estaba junto a él, bebiendo café de manera relajada.

—Siéntate.

—¡Basta!

Ten se puso tan ansioso que se aproximó para tomarle de la camisa y levantarlo unos centímetros del suelo... pero si le clava un puñetazo en la cara, ¿Qué conseguirá? Seguro que el hombre en la habitación dispararía de inmediato y los mataría a los dos. Respiró, y apretó los puños tan fuerte que su tendón se hinchó de inmediato y su palma se humedeció. Lo soltó, fue a la mesa y agarró el vaso de jugo para bebérselo todo, hasta el último trago.

Arrojó el vaso en la mesa tan fuerte que terminó por quebrarlo.

—Deberías haber escuchado desde el principio, nos hubiéramos evitado todo este drama.

dear sunoo│𝘁𝗮𝗲𝘁𝗲𝗻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora