🌹║ Final

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Ten tuvo que volver a ducharse, cambiarse ropa y alistarse para ir al hospital donde Sunoo y su madre seguían internados. Les habían realizado varias pruebas, exámenes de sangre, tomografías y los revisaron exhaustivamente en un intento por encontrar otros traumas o síntomas un poco más específicos.

Ahora estaban allí, esperando por Ten para que pudieran darles el alta.

Cuando Ten llegó al hospital, se dirigió a la habitación sin ocultar ni por un momento sus sentimientos de ansiedad extrema. Tomó el elevador y dio un respiro bastante profundo. En su mano, tenía un gran ramo de flores rosas para su madre, y a su lado... Taeyong estaba inmóvil como una enorme roca. Pálido, con regalos en las manos y los ojos bien abiertos. Había conseguido enredarse un gran globo de Mickey Mouse repleto de helio en los dedos de la mano derecha y en la otra, llevaba un muñequito también de Mickey Mouse. Es bastante enorme. ¡El peluche era aproximadamente del doble del tamaño de Sunoo!

Ten le había dicho que el niño podría asustarse mucho si le enseñaba al muñeco, pero Taeyong lo compró de todos modos y le dijo que era lo suficientemente inteligente como para saber lo que le podía gustar y lo que no. Aparte de eso, le había puesto un pastel de chocolate en los brazos que lo hacía ver... Bastante ridículo. ¿Pero qué podía hacer si era el regalo de Taeyong especialmente preparado para su mamá?

—... ¿Estás bien?

Dentro del elevador, solo se escuchaba el sonido de los globos que chocaban entre sí y, tal vez, sus propias y cortantes respiraciones. Miró a Taeyong, pero él parecía perdido en su propio planeta.

—No lo sé... creo que estoy sufriendo un ataque cardíaco porque estoy temblando un montón.

—Oye...

—¿Voy a morir?

—No seas estúpido. Ya estuviste todo un día con mi madre y Sunoo. ¿Por qué sería diferente ahora?

—Es verdad, uff, es verdad...

Taeyong, que estaba dando respiraciones bastante profundas, miraba los números en el frente. Subiendo y subiendo más...

—¿Y si Sunoo me odia? ¿Y si le digo que soy su padre y él comienza a decir que soy el peor hombre del mundo y me golpea con el tripié?

—¿Mi bebé golpeándote?

—¡Tu madre va a golpearme con un tripié!

—Deja de actuar como un...

—¿Les dijiste que trabajo en la mafia?

—¿Y qué pasa si descubren que eres de la mafia? Eso no significa que seas un mal...

—No, no, no... ¡Tienen que pensar que soy un buen ciudadano, ya te lo había dicho!

—Como dije la última vez, nunca fuiste un buen ciudadano a menos que matar a todos los ciudadanos sea la nueva definición para esa palabra.

—... Ay Dios, no siento el brazo izquierdo.

—Dios mío...

A medida que aumentaba el número de pisos, Taeyong se puso todavía más y más nervioso. ¡Si no estuviera sosteniendo el regalo seguramente estaría arrancándose las uñas con los dientes!

Finalmente, cuando Ten volteó a verlo por segunda vez, se echó a reír con ganas. Una risa escandalosa. Entonces, Taeyong volvió la cabeza solo para darse cuenta de que la cara de Ten se iba directo hacia él y luego, sintió sus bonitos labios. Eran dulces, como siempre. Un aliento con una mezcla de manzana y margaritas.

Cuando el elevador se detuvo, Ten se separó un poco de él. Sonrió.

—No hay nada por lo que tengas que estar tenso. Ya eres un padre bastante increíble.

dear sunoo│𝘁𝗮𝗲𝘁𝗲𝗻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora