5: Retar a la muerte

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31 | Diciembre | 2021

April siempre ha pensado en su destino como el producto de un defecto, y en el tiempo como una herramienta a su favor para cambiar ese final preestablecido.

Nunca creyó en las casualidades, en el azar o que las cosas ocurren sin motivo alguno. Todo tiene un trasfondo, todo ya fue escrito para ella, pero definitivamente su presencia en esa línea, justo ese día, le deja mucho que reflexionar.

—¿Estamos en nuestra línea otra vez? —Aslan a sus espaldas pregunta, mientras el portal se cierra, y observan el ya conocido lugar.

En vez de contestar, camina hacia la mesa donde Alejandro a menudo suele poner un calendario y tachar los días con el pasar de estos, confirmando que no están en su línea original. Aslan llega a su lado, y toma el calendario de entre sus manos.

—¿Treinta y uno de diciembre? Solo viajamos a un año antes.

—No solo eso... Es hoy.

—¿Qué es hoy? Además de año nuevo. —Pregunta el pelinegro, y April tiene que tomarse unos segundos para procesar todo y poder contestarle.

—En nuestra línea, un día como hoy Aryn...

—Oh.

Aslan parece que va a decir algo más, pero escuchan cómo unas llaves suenan a las afueras de la habitación, indicando que alguien va a entrar, por lo que April en un rápido movimiento jala al hombre del brazo, y se esconden bajo la mesa, por debajo de esta observan a la persona que entra, y April está segura de que reconocería esas pantuflas de Winnie Pooh a kilómetros de distancia.

—Alejandro, te dije que limpiaras, mira todo este desorden. —La variante de sí misma regaña al chico, y April tapa la boca de Aslan con una mano cuando cae en cuenta de lo que está pasando, y como de un momento para otro, ahora hay dos April en la misma habitación.

—Iba a hacerlo, pero usted misma me ha estado echando de aquí en cuanto pongo un pie dentro del laboratorio, ¿profesora, todo está bien? —Alejandro pregunta, y April masajea su cuello con fatiga, su cabello largo y en color rosa estorbándole. —Ha estado actuando extraño desde que volvió del viaje.

Aslan a su lado alza una ceja en su dirección, pero April decide fingir que no sabe de qué hablan y continuar escuchando la conversación, deseando que acabe pronto, no tiene ganas de escuchar las preguntas de su acompañante al respecto.

—Tienes razón, disculpa, estoy bien. Podemos limpiar mañana, te ayudaré ¿sí?

—¿Le gustaría ver una película ahora? Para pasar el rato, de por sí ya es bastante deprimente que estemos aquí encerrados en año nuevo.

—Te dije que podías ir a esa fiesta con tus compañeros.

—No pienso dejarla sola, profesora. —Alejandro dice, tomando por la muñeca a la mujer y jalándola de esta en dirección a la puerta. —Vamos a ver la película, Jim Carrey siempre sabe cómo hacerla reír.

Esperaron a estar solos en la habitación, y no fue hasta que escucharon la puerta cerrarse que pudieron suspirar con calma de nuevo.

—Te queda bien el cabello rosa. —Opina Aslan, aún ambos bajo la mesa, simplemente mirándose. —Aunque me gusta más el azul.

—No mientas, el rosa me queda terrible.

—No miento, ¿crees que en todas las líneas tengas un color de cabello distinto?

—No creo que existan tantos colores, pero lo más seguro es que en la mayoría de líneas sí lo tenga pintado.

Ambos sonríen y April sabe que Aslan se muere por preguntar algo más.

Espacio, tiempo y otros defectos ✓Where stories live. Discover now