14: Calabaza, pepinillo y limones

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14 | Febrero | 2022

—Estoy segura de que esto puede ser considerado como apropiación cultural, Aslan.

—April, lo sé. —Aslan suspira, como si estuviese harto de la conversación. —Pero es lo único que se me ocurre para que no te reconozcan, si no tuvieras el cabello color delfín, esto sería más fácil.

—¡Ni siquiera es un azul parecido al de los delfines!

—O como un azul ballena, aunque también se parece al de la langosta azu-

—Suficiente, no más comparaciones del color de mi cabello con animales acuáticos. —Gruñó, devolviendo la mirada hacia su reflejo en la ventanilla del auto, en el cual llevan escondidos detrás desde hace varios minutos. —El punto es que, todavía no sé por qué razón, llevas contigo ropa setentera y una peluca afro.

—Nunca se sabe cuando se te puede atravesar una fiesta con temática de "Fiebre de sábado por la noche". —Aslan dice, casual, como si fuese lo más normal del mundo, eso mientras acomoda la incómoda peluca en su cabeza.

April no está muy contenta con la idea de tener que llevar una peluca afro en pésimo estado el resto de la noche, y en general, no está de acuerdo con nada de lo que Aslan ha planeado. Pero ya no hay vuelta atrás, se encuentran allí, a unos metros de distancia del lugar, con una horrible ropa y sin ganas de continuar viviendo.

—¡Adoro la música de los setenta! Bee Gees, The Trammps, David Shire, ABBA-

—Aslan, necesito que tengas presente que no estamos aquí por la fiesta, no nos podemos distraer. —Indica, señalándolo con un dedo de forma acusadora. —Vamos por el bolso, y punto. Nada de distracciones, así que bájale unas rayitas a tu emoción, allí adentro no hay una pista de baile, ni una bola disco, y mucho menos está John Travolta con un traje blanco bailando Stayin' Alive. ¿Entendido?

—Eres tan aburrida...

April no pudo estar más equivocada con lo que dijo, pero todo se presentó por partes, una cada vez peor que la anterior. Luego de intentar autoconvencerse de que no se veía ridícula con esos pantalones acampanados y la camisa de colores exóticos junto al afro, logra sacar la valentía suficiente para salir de su para nada practico escondite, y acercarse a la casa de Celia. En un principio creyó que sería difícil escabullirse en la fiesta, pero resultó ser todo lo contrario, principalmente por el hecho de que no se trataba de una pequeña reunión privada, se trata de una fiesta monumental, con colegas de su trabajo, pero también personas que jamás en su vida había visto, e incluso algunos estudiantes.

Mientras intentaba atravesar el mar de gente y no morir de un ataque de ansiedad, llegaron a la sala, donde Aslan le gritó de forma para nada discreta en la cara que él tenía la razón. Porque ahí, en frente suyo, hay una gigante pista de baile, láminas blancas incrustadas en las baldosas de la casa que brillan de acuerdo al ritmo de la música, acompañada de una hermosa bola disco que cuelga del techo y que refleja luces de colores en todas las direcciones, siendo esta la única fuente de iluminación además de los reflectores.

Y bueno, no está John Travolta en un traje blanco bailando Stayin' Alive, pero sí está Celia, con una peluca afro idéntica a la suya, bailando en la mitad de la pista, o al menos intentándolo, porque para April eso parece más como una especie de baile de apareamiento.

—¿Qué habías dicho, científica? —Aslan a su lado sigue burlándose. Ella lo mira con aburrimiento, empezando a arrepentirse de haberlo traído a su viaje cuando el guía empieza a bailar. —¡Esto es increíble!

Eso fue lo último que escuchó por parte de Aslan, antes de que se escabullera entre el montón de gente y empezara a hacer todo lo que ella le dijo que no tenía que hacer. April por su parte, decide no darse por vencida, no necesita la ayuda de Aslan para encontrar a su variante y hacer el intercambio de bolsos.

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