19: Post-it

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—Deja de quejarte, no es mi culpa que te hayas quedado dormido cuando One Direction hizo su presentación.

—¡Pudiste haberme despertado!

—Yo no iba a despertar a nadie.

—Pensé que me querías.

—Dije que te apreciaba, no que te quería. —Suelta con frustración, ya lleva toda la noche fastidiando con eso.

—Es lo mismo. —Canturrea Aslan, con una sonrisa juguetona en el rostro. —Tus palabras quedaron grabadas en mi corazón.

—Ya cállate, y camina rápido, tenemos que irnos. —Casi que gruñe, acelerando el paso con la única intención de que Aslan no notase sus mejillas sonrojadas.

El paseo terminó siendo más largo de lo esperado, cuando pusieron un pie fuera del autobús, el concierto ya estaba por finalizar, y las calles de Londres ya se encontraban en completa oscuridad. Van de camino a la casa, aunque el autobús los había acercado bastante, aun así, les toca caminar algunas calles para llegar.

Todo está despejado, el frío empieza a ser más intenso con cada minuto que pasa, siente los parpados pesados y las piernas flojas, lo más seguro es que en cuanto lleguen a otra línea en seguida busquen algún hostal donde descansar.

—Puedo llevarte en mi espalda, si quieres.

—No es necesario, ya vamos a llegar. Devolveremos lo que cogimos y luego nos iremos.

—Entendido, capitana.

La casa sigue tal cual la habían dejado, sola y desorganizada. Entraron con facilidad, y sin esperar mucho se dirigieron a la habitación de su variante, donde entró al armario para quitarse el vestido y dejarlo en su lugar con rapidez.

—¿Crees que pueda llevarme algo? Hay cosas muy bonitas aquí, seguro ni siquiera se da cuenta si me llevo un Grammy. —Aslan pregunta desde la cama, donde se quedó esperando a que April terminase de cambiarse.

—Por supuesto que no. Ni siquiera lo pienses Aslan, hay que dejar todo como estaba, además, ¿para qué quieres un Grammy?

—Puedo hacer muchas cosas con un Grammy.

Las quejas de Aslan al otro lado de la habitación pasan a un segundo plano cuando April se acerca a uno de los estantes, con la intención de dejar la pulsera que se había puesto, pero nota entre todas las joyas otro collar con dije de girasol ahí puesto.

«¿Pero ella no se lo había llevado?»

Levanta la pequeña cadena con cuidado para observarla de cerca, había guardado sus gafas, así que tuvo que acercarse más para poder verla con mayor claridad. Ciertamente, no luce como una joya costosa, es idéntica a la que Aslan había comprado esa vez.

—Aslan. —Lo llama, saliendo del armario, ya con su ropa puesta y la cadena en la mano. El hombre deja de hablar y la mira, desconcertado, mientras April se acerca con el objeto. —¿La recuerdas?

—Es igual a la que compré. —Contesta, tomando el collar.

—Tú no te diste cuenta por qué estabas escondido bajo la mesa, pero seguro escuchaste la conversación.

—El collar que estaban buscando, ¿es este?

—Así es, o al menos es uno igual, porque recuerda que ellos sí encontraron el otro en el estudio, pero entonces ¿por qué hay dos?

Aslan se queda en silencio, al igual que ella, contemplando el pequeño dije. Las cosas empezaban a ponerse raras, demasiadas coincidencias con ese collar, sin contar que durante todo el día se había sentido... Observada.

Espacio, tiempo y otros defectos ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora