12: Feliz Feliz Cumpleaños

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9 | Marzo | 2011

Aslan se siente culpable cuando está feliz, pero otros no lo están. Él realmente se siente culpable cuando no entiende a una persona que está triste, sus actitudes o sus sentimientos. ¿Eso era normal?

Por algún motivo, desde que se involucró en esa locura de los viajes en el tiempo, empezó a sentirse mejor, más vivo que nunca, aunque ni siquiera sabe por qué lo había hecho. Pero esa alegría que siente es opacada por la melancolía que desprende April.

Si las personas fueran una sola emoción, Aslan está seguro de que April sería tristeza.

Ella ríe, sonríe, bromea, es sarcástica en ocasiones. Pero, aun así, todo en ella se le hace... Falso, practicado, actuado. April no es sincera, se esfuerza por mantener un bajo perfil a pesar de ser tan reconocida, como una identidad secreta. Pero Aslan lleva un tiempo analizándola, observando y escuchando, pasa las veinticuatro horas del día con esa mujer, pero sigue sintiendo que es una extraña a la que llama amiga. Poco a poco ha logrado ganarse su confianza, y tal vez es por eso que los últimos días Aslan ha sido contagiado por la tristeza de April, aunque él estuviese feliz, como una clase de virus.

Y ahí está él, sentado en silencio, observando a la mujer. Habían llegado a una nueva línea luego de unos cuantos viajes, y tal y como lo había prometido April, están descansando. Bueno, solo él se encuentra descansando, aunque no mucho, estar en una casa abandonada no es muy relajante si se lo preguntan a él.

Pero ya se había acostumbrado, April no parece incómoda, de todas formas, ella no se estaba tomando muy en serio lo de descansar. Aunque no estuviesen viajando, ella no para ni un segundo de hacer al menos una cosa que esté relacionada. Le hace mantenimiento a la máquina, lleva el conteo de las líneas, anota cada paso que daban en su libreta. Y aunque ella diga que está bien, Aslan sabe que en realidad no es así, puede ver el cansancio en sus ojos y ojeras, en sus labios maltratados y su pelo enredado, en el estrés que siempre carga, al igual que la falta de sueño y apetito.

¿Cómo podría estar feliz si April no lo era?

Para Aslan es triste pensar que la persona, la cual hace posible de su felicidad, no es feliz. Tal vez April no es su mejor amiga, tal vez no la conoce lo suficiente, pero en definitiva quiere lo mejor para ella.

—¿Estás bien? —Pregunta April, dejando de lado sus apuntes y fijando su atención en él.

—Sí, ¿por qué lo preguntas?

—Estamos en esta línea desde hace media hora, y no habías dicho ni una sola palabra hasta ahora, no te has quejado de la casa abandonada o de que no te estoy prestando atención. —Menciona, con obviedad.

—Parece que ya me conoces bien.

—No diría que te conozco bien, pero sí sé algunas cosas, paso las veinticuatro horas del día contigo, y así ha sido por más de una semana. —April dice, sin apartarle la mirada.

—Supongo que tienes razón. Estoy bien, solo estaba pesando un poco.

—¿En tu variante?

—En todo. Mi vida dio un giro inesperado en poco tiempo, aún hay muchas cosas que estoy procesando. Pero no me malentiendas, me agradan los cambios, en especial este.

—¿Por qué en especial este?

La pregunta hace eco en su cabeza por unos largos minutos en los que tuvo que quedarse callado, porque no sabe la respuesta, esa es la verdad. Si lo piensa, él estaba siendo parte de un momento histórico para la humanidad, iba a cambiar su vida por completo al encontrar a su alma gemela, pero Aslan siente que nada de eso es lo que en realidad lo hace sentir feliz o diferente a cualquier otro cambio que alguna vez tuvo.

Espacio, tiempo y otros defectos ✓Where stories live. Discover now