9: La charla

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12 | Julio | 1985

April está en ese preciso instante replanteándose toda su existencia. Si bien en un inicio no estaba tan molesta con toda la situación, e incluso llegó a empatizar con Louis, en las últimas horas todo ha cambiado. No va a mentir, aún siente un poco de compasión por la pobre alma de ese chico, pero también está harta de todo.

¿Cómo había llegado allí? Su máquina está en manos de un adolescente hormonal con problemas amorosos, lo suficiente inteligente para manipular a dos adultos y hacerlos sus secuaces en la búsqueda de su otra mitad. Y ¿Por qué está pensando en todo eso justo en ese momento? Después de todo, ya es muy tarde para arrepentirse y llevar a cabo el plan inicial de Aslan.

Pero ya lleva quince minutos de su vida observando como Aslan y Louis, luego de haber pasado otros veinte minutos escogiendo una nueva corbata, ahora no saben si comprar un ramo de camelias rojas o uno de tulipanes amarillos. Eso no estaba en sus planes, y por más que quiera saber cómo va a terminar todo entre Louis y su otra mitad, también está al borde de un colapso por estrés acumulado.

—Las camelias rojas significan amor sin condiciones, también se pueden asociar con el deseo. —Aslan le explica a Louis, mientras acaricia con delicadeza los pétalos de la flor. April intenta concentrarse en sus palabras, el hombre observa el ramo con fijeza, dándose cuenta de que él sabe sobre el tema. —Y a los tulipanes amarillos se les suele relacionar con la amistad, pero también con la alegría y la calidez.

—Entiendo... —Dice el chico, llevando su mirada de un ramo al otro, con una mano sujetando su barbilla. —¿Y por qué no solo llevamos rosas? —Aslan dirige su mirada hacia ella, y April no puede evitar reír al ver la cara de frustración que el pelinegro tiene. —Quiero decir, todas están muy bonitas, pero las rosas son un clásico. Y, de todas formas, ninguno de esos significados va de acuerdo con mis sentimientos.

—Bien, compra las rosas. —Aslan dice, cruzándose de brazos y caminando hacia la banca donde April había estado sentada todo ese tiempo. Louis, por su parte, toma un ramo de rosas, y acercándose hasta el mostrador para pagarlo. —¿Puedes creerlo? ¿Cómo alguien va a preferir rosas antes que tulipanes?

—¿Son tus favoritas?

—Lo son, ¿no crees que son hermosos?

—Por supuesto. —Le da la razón, sí, son hermosos, pero ella prefiere los tulipanes morados.

—Le recité el significado de al menos cinco flores. —Se quejó, señalando el pequeño stand, en donde se exhiben una gran variedad de flores. Para ser una simple gasolinera hay bastantes cosas, como flores y corbatas, por ejemplo. —Y él terminó escogiendo rosas. Al igual que la corbata, ¿cómo va a preferir la negra antes que la verde con corazones azules?

—Suena como la corbata más horrenda del mundo, pero no se me es complicado imaginarte con ella.

—Basta. Ustedes no saben de moda.

—Ya, calma Christian Dior. Más bien dime, ¿cómo sabes tanto sobre flores?

—Verás, querida científica... —Aslan empieza. —Cuando era pequeño mis padres no me dejaban ver televisión, así que lo único que tenía para distraerme cuando estaba aburrido eran los libros sobre flores que mi madre compraba, pero por alguna razón nunca leía. —April escucha atenta la historia. Ella tampoco gozó del poder ver la televisión, así que le es fácil empatizar. —Por eso sé tanto sobre el tema, es bastante interesante. Cuando viajé a Holanda por trabajo, pude conocer los campos de tulipanes, y déjame decirte que son hermosos. Mi sueño desde entonces es vivir allá y tener mi propio jardín.

—Es un lindo sueño. Nunca he ido a Holanda, pero deber ser encantador.

—Cuándo viva allá tendrás que visitarme, te mostraré los tulipanes.

Espacio, tiempo y otros defectos ✓Where stories live. Discover now