Capitulo 2

4.5K 522 53
                                    

|•|

Jeon Jungkook tuvo que reconocer que iba a ser una noche muy larga. En la carretera, el viento arremetía contra su potente coche, obligándolo a agarrar con fuerza el volante. Pero el fuerte viento no era más que una brisa con la furia, fría y letal, que contenía bajo su fachada habitualmente impertérrita.

El día antes, el contable de Jennie Kim había volado hasta Seúl para reunirse urgentemente con él. Min Yoongi había sido el encargado de darle las malas noticias. Sin consultar con él, ni con nadie en realidad, Jennie había prestado prácticamente todo el dinero que tenía a una mujer llamada Park Shin Hye.

Jungkook se había puesto furioso, pero al tiempo le había provocado cierta sombría diversión que incluso en circunstancias tan difíciles Jennie no hubiera admitido el embarazoso hecho de que Park Shin Hye era en realidad ¡su suegra! Su endiablada suegra, pensó frunciendo el labio. No le había extrañado en absoluto enterarse de que Shin Hye había desaparecido con el dinero de Jennie.

En opinión de Min Yoongi, todo había sido un deliberado engaño. Y también le había contado que Jennie conocía a Shin Hye porque un joven al que conocía desde pequeño, Jimin, se lo había presentado como su madre.

Esa información sí que lo había sorprendido. La mera idea de que Jimin pudiera estar involucrado en la estafa a Jennie le daba asco, Jimin siempre había sido muy honesto.

Sin embargo, lo que le había hecho añicos sus legendarios nervios de acero en la entrevista con Min había sido saber que, al parecer, Jimin había tenido mellizos, que todavía estaban en el hospital la última vez que visitara a Jennie el otoño anterior. Padre, su jovencísimo y fugitivo esposo había sido papá. ¡Jimin había dado a luz a los hijos de otro hombre cuando todavía estaba casado con él!

Inflamado ante la revelación, apenas recordaba nada más de la conversación. Aún se sentía furioso. Quería destrozar algo. Quería verter sangre. ¿Cómo se había atrevido Jimin a hacer algo tan sórdido? ¿Cómo se había atrevido a acostarse con otro mientras seguía siendo su esposo?

No había duda que Jimin se creía a salvo. A pesar de todos sus esfuerzos durante los últimos dieciocho meses, Jungkook no había sido capaz de averiguar el paradero de su esposo. Sin embargo, esa misma mañana Jungkook había conseguido entrar en la galería de arte que Shin Hye acababa de abandonar. Allí había encontrado la libreta de las direcciones que la mujer se había dejado olvidada en su apresurada huida.

.

.

Jimin acababa de meter a los niños en la cama cuando sonó el ruidoso timbre de la puerta principal en el antiguo panel para los sirvientes que había en la cocina. Sólo un extraño llamaría a la puerta principal, que apenas se utilizaba. De echo, hacía mucho tiempo que los cerrojos no sé podían correr por lo oxidado que estaban. El timbre soltó dos nuevos y prolongados alaridos. Jimin se puso tenso, preguntándose de qué clase de urgencia se trataría.

Lo primero que le llamó la atención fue el carísimo deportivo con el capó dorado. Desconcertado, su mirada reparó entonces en el hombre alto y moreno que estaba de pie frente al tirador de estilo victoriano. Jungkook. ¡Era Jungkook! ¿Pero cómo? Jennie Kim le había jurado guardarle el secreto de su paradero. ¿Cómo había logrado dar con el?

Jimin se quedó de piedra de puro aturdimiento, desorientado. Se balanceó sobre los talones, temblando violentamente. Al notar su presencia en ese momento, Jungkook avanzó hacia el, su rostro atenazado y arrebatadoramente duro como el granito.

Jimin se fijó en sus ojos negros y se echó un poco hacia atrás para poder captar toda su presencia. Era inmenso. De alguna manera había olvidado cuánto. Allí estaba, con su metro noventa de intimidación masculina, emanando sofisticación por los cuatro costados, algo tan natural en él como respirar. No en vano era uno de los banqueros especializado en inversiones más poderoso del mundo. Poseía la elegancia exquisita e impecable de un jaguar y una presencia física arrolladora.

UNA NOCHE CON JIMIN - KOOKMINWhere stories live. Discover now