Capitulo 4

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—Te considero a ti responsable de todo esto — informó Jungkook a continuación con fría firmeza.

—Te juro que yo no sabía nada del préstamo.

—No te creo. Nada más vernos hace un rato, el gesto de culpabilidad de tu rostro te traiciono —Jungkook se dirigió con fluidos movimientos hacia la puerta —. Dado que no he encontrado las respuestas que necesito aquí, iré a la policía.

Jimin giró en redondo con los ojos miel horrorizados:

— Jungkook... no... por favor, no lo hagas.

— Lo de "por favor" ya no funciona conmigo. Quiero a ShinHee. Si tú no puedes entregarla, estoy perdiendo el tiempo aquí, y no me gusta que me hagan perder el tiempo.

– Si supiera dónde está, te lo diría... te lo juro — gimió Jimin, cubriendo la distancia que los separaba.

–No lo harías. La protegerías. La ocultarías...

— No... si se pusiera en contacto... —Jimin tomó aire temblorosamente, los ojos brillantes por las lágrimas no derramadas — . Te lo diría. Lo juro. No me gustaría hacerlo, pero lo que ShinHee le ha hecho a Jennie me duele y me enfurece. Mi madre se equivoca...

— La policía se ocupará. Tengo suficiente para denunciarla.

— No... ¡No puedes hacer eso! — Jimin alargo la mano involuntariamente y le tiró el brazo en un intento de hacerle retroceder cuando él ya estaba abriendo la puerta que daba al pasillo.

— No me toques... — Jungkook le advirtió con la frialdad del hielo.

Jimin sintió que se le cerraba la garganta y apartó los dedos de un golpe.

Estaba temblando de aturdimiento, y se sonrojó violentamente de vergüenza. En un momento, revivió todos los actos de rechazo de Jungkook .

—Crucificaré a ShinHee en los tribunales y después me divorciaré de ti — murmuró Jungkook con el sibilante tono de su aterciopelado acento.

—¿Quieres que te suplique de rodillas? — dijo Jimin, lanzándose sobre él desesperadamente. Jungkook enmarcó una de sus aristocráticas cejas en un gesto fulminante.

— Haré lo que sea... — continuó Jimin.

— Las súplicas no me excitan.

Atónito ante el aplomo enronquecido de sus palabras, Jimin levantó la cabeza y lo miró. Jungkook le dirigió una sombría sonrisa, los ojos brillantes tras sus tupidas pestañas negras. Una ola de calor se arremolinó en el estomago de Jimin, que se estremeció, atraída como una polilla hacia una llama.

— A mí me gustan las personas altas y rubias, y un poco más sofisticadas —termino Jungkook con una melodiosa calma. Jimin retrocedió como si hubiera recibido un golpe, sintiendo que el estomago se le retorcía.

En el tenso silencio que siguió la puerta al final del pasillo se abrió violentamente, dando paso a Namjoon cargado de bolsas del supermercado. Éste se detuvo con el ceño fruncido.

—Lo siento. Como no respondías a mi llamada, decidí entrar. No me había dado cuenta de que tenías compañía. Jimin suspiró profundamente, desconcertado con la aparición de Nam.

—Nam, éste es Jungkook... Jeon Jungkook. Ya se iba...

— Que te crees tú eso — terció Jungkook, entre dientes, rígido como una estatua al lado de Jimin, miró a su marido sin dar crédito.

—¿Jungkook...? — Nam dejó caer las bolsas al suelo de piedra —. ¿Eres... eres el marido de Jimin? — Jungkook lo ignoró por completo. Toda su atención estaba centrada en Jimin.

UNA NOCHE CON JIMIN - KOOKMINWhere stories live. Discover now