Capitulo 3

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— ¿Cómo has podido hacerle algo así a Jennie ? — exigió Jungkook con frialdad.

—¿Jennie? — repitió Jimin, frunciendo el ceño.

— El préstamo, Jimin

— ¿Qué préstamo...? ¿De qué estás hablando?

— Si tu continuas —murmuro él en voz tan baja que Jimin sintió que se le erizaba el vello de la nuca, era una amenaza, si continuaba se enfadaría, quería decir. ¿Pero de qué préstamo hablaba?

— Te prometo que no sé de que — Jungkook extendió lentamente los pequeños dedos de una de sus expresivas manos.

— De modo que así es como quieres jugar — replico él, envolviendo cada palabra en un aterrador énfasis —. ¿Te avergüenzas de los dos pequeños bastardos que has engendrado mientras estabas casado conmigo?

Las ofensivas palabras cayeron sobre Jimin como un golpe físico.

— ¿Bastardos? — susurro débilmente.

— La legitimidad parece ser una constante genética en tu familia, ¿no? Tus hijos, tú, tu madre, ni uno de vosotros habéis nacido dentro al abrigo de la convencional bendición de la iglesia.

Al comprender que Jungkook creía que sus bebés eran hijos de otro hombre, lo miró profundamente dolido.

— No, no Jungkook, yo.

— Creo que merezco una explicación — dijo Jungkook, alzando una ceja de ébano mientras la miraba con irónico desdén — . Me divorciaré de ti por adulterio y no tendré que pasarte pensión, te lo aseguro.

¡Divorcio! Incluso en medio de la absurda incredulidad ante el hecho de que Jungkook lo creyera capaz de haber tenido hijos con otro hombre mientras estaba casado con él, la palabra entro en el como una fuerza desgarradora de una bala. El divorcio era para siempre. Le devolvió la mirada con los ojos ensombrecidos y las mejillas tensas bajo su piel clara.

— Pareces sorprendido — dijo Jungkook tras soltar una risotada ronca.

La atmósfera chisporroteaba. Jimin podía percibir la ira de Jungkook, por mucho que lo mantuviera a raya bajo su fría fachada. Una dolorosa y anhelante tristeza la invadió cuando vio la sombría satisfacción que asomó a sus ojos negros. Por fin tenía la excusa perfecta para deshacerse de Jimin, aunque siempre había sido así. Nunca había querido estar con el, nunca había sido adecuado.

— Nunca debiste casarte conmigo. —la agonía se desbordaba dentro de Jimin al recordar su persistente optimismo contra viento y marea. Su manipulación, sus maniobras, su último intento desesperado de obligarlo a darle una oportunidad de ser una esposo de verdad. ¿Qué importancia podía tener que pensara que los mellizos fueran de otro hombre? Era lo que él quería creer. No le importaba. Nunca le había importado.

Jungkook se había apartado. Su fuerte perfil estaba rígido. Apretó los puños y a continuación estiró las manos nuevamente, poco a poco, pero seguía siendo la violencia como una llama en su autocontrol. El pequeño zorro. ¡Como lo despreciaba! Dadas las circunstancias, estaba siendo maravillosamente educado y civilizado. Sólo que no se sentía así. Quería castigarlo y más aún viéndolo allí con aquel aire de niño irresponsable que nunca pensaba en el daño de sus actos. Pero no se atrevía a seguir con sus insultos.

Durante dieciochos interminables meses había llevado a Jimin sobre su conciencia. Había estado muy preocupado por el, por cómo y dónde estaba viviendo, incluso si seguiría vivo. En su opinión, cualquier ser capaz de la intensidad emocional de Jimin tenía que ser inestable. Jimin tenía unos sentimientos aterradoramente fuertes que había centrado única y exclusivamente en él.

UNA NOCHE CON JIMIN - KOOKMINWhere stories live. Discover now