Capitulo 6

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Jungkook estaba quieto como una estatua de hielo, sus atezados y devastadores rasgos ilegibles. En el momento que echó a andar hacia Jimin, el corazón de este empezó a martillarle dentro de las costillas.

— Y dime... ¿duermes hecho un ovillo junto a la chimenea aquí, como Cenicienta? — preguntó Jungkook perezosamente.

— No... bueno, lo hice en invierno porque en mi habitación hacia mucho frío.

Él extendió las manos hacia Jimin con sumo cuidado, como si temiera que un movimiento abrupto pudiera asustarlo. Y no esteba equivocado, pensó Jimin, la tensión nerviosa hacia que todos sus músculos estuvieran tirantes. De repente se le había ocurrido que había una gran diferencia entre colarse en la cama de Jungkook cuando éste dormía... e invitarlo a su propia cama cuando estaba despierto y era dueño de su control.

— ¿Kook...?

— No hables... — Jungkook lo hizo callar posando un dedo índice sobre sus labios entre abiertos con sedosa delicadeza.

Jimin se estremeció. El simple contacto de sus dedos despertó el intenso deseo contra el que había luchado cada día de los dieciocho meses. Posó sus ojos miel en su delgado y tostado rostro con una súbita llamarada desafiante.

— No dejaré que vuelvas a hacerme daño...

— Nunca quise hacerte daño — masculló Jungkook entre dientes. Los ojos negros y profundos llameantes como oro fundido.

¿Y qué otra cosa podía haber hecho cuando Jungkook no lo amaba?

— ¿Todo pertenece al pasado? — dijo Jimin, más para sí que para él.

Jungkook recorrió con sus fuertes dedos las exóticas mejillas de este y atrajo la lozana boca a la suya. Deslizó a continuación las manos por los delgados hombros para acercarlo a él, y Jimin sintió que la cabeza le daba vueltas de pura expectación. La boca de Jungkook encontró la suya, y por espacio de un segundo se dejó llevar por la calidez hambrienta de sus labios. Una aterradora excitación recubierta de una innegable ansia recorrió su menudo cuerpo. Le rodeó los anchos hombros con los brazos y se apretó contra los músculos duros de su portentosa fisionomía, dejando escapar un gemido ahogado de deseo.

Él lo colocó sobre algo duro, pero Jimin no se encontraba en situación de preocuparse por dónde estaba.

Lo único que le importaba era seguir en contacto con él, que un beso había logrado incendiarlo. Ardía por dentro, el corazón le martilleaba en el pecho cuando él introdujo los dedos en la sedosa mata de cabello negro al tiempo que su lengua invadía más profundamente su boca con movimientos descaradamente sexuales.

En la cúspide de aquel explosivo ataque de pasión, Jungkook aparto los labios de el y arrastró la mirada por su cuerpo enfebrecido.

— Dios santo... — murmuró Jungkook con voz pastosa —. Estás encima de una mesa...

¿Y qué?, gritó una voz dentro de él, Jimin extendió las manos hacia él al ver que levantaba la cabeza e introduciendo los dedos en el cabello negro, lo empujó hacia Jimin. Con un entrecortado gemido de apreciación masculina, Jungkook unió su sensual boca con la de el nuevamente.

Tomándolo en brazos, levantó la oscura cabeza con el pelo revuelto y las mejillas sonrosadas.

— ¿Dónde está el dormitorio?

Jimin parpadeó sorprendido. Estaba en otro mundo, en uno en el que el lenguaje y el sentido común no existían.

Jungkook abrió la puerta de la cocina con el codo.

UNA NOCHE CON JIMIN - KOOKMINOnde histórias criam vida. Descubra agora