1. El pastel de la discordia

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Las clases están a punto de acabar.

Solo estamos a dos semanas del tradicional baile de graduación y a menos de tres para el dichoso acto de grado.

Es curioso como antes, cuando recién empezaba la preparatoria, esperaba este momento con todas mis fuerzas, y ahora que finalmente está a la vuelta de la esquina, me gustaría retroceder el tiempo y empezar de cero.

He tratado de aplazar todo ésto, con todas mis fuerzas, pero ha llegado el momento de ser completamente sincera con todos; sobretodo conmigo misma.

Les he montado miles de excusas a mis padres con respecto a la universidad, pero ahora que mi última oportunidad para aplicar a una es la próxima semana, y al parecer no están dispuestos a dejarlo pasar, ha llegado el momento de, finalmente, decirles que no pienso estudiar lo que ellos quieren.

Lo van a tomar mal, lo sé, pero o estoy dispuesta a sacrificar mis sueños solo porque ellos no están de acuerdo. Ya no.

Durante toda mi vida solo me han dejado una cosa tan clara como el aire que respiro: nací para estudiar derecho y ser la sucesora de mis padres en el prestigioso despacho Miller. Pero nunca se han detenido a pensar que es lo que verdaderamente me gusta.

Me sobresalto cuando alguien me abraza desde atras y me tapa los ojos con una mano.

-Adivina quien soy- dice una voz que reconozco demasiado bien.

No puedo evitar la sonrisa que se dibuja en mi rostro.

-Dejame pensar...- murmuro, llevándome una mano a la barbilla-... ¿Barbie?

-Ya claro- dice, antes de pasar un brazo por mi cintura para voltearme hacia él-. ¿Y tu quién eres? ¿Ken?

Me río. Logan cada vez es menos ocurrente.

-¡Tu puedes ser lo que quieras ser!- exclamo y entrelazo los dedos por detrás de su cabeza.

Entrecierra los ojos y recorre mi cara, en busca de no sé qué. Logan es lo más parecido que he tenido a un novio, ninguno de los dos quiere algo serio y por eso nos entendemos tan bien. Tanto, que a veces se me olvida que me conoce lo suficiente como para saber que algo me pasa.

-¿Que ocurre?

-Lo mismo de siempre- respondo y lo suelto para cerrar mi casillero.

-¿Tus padres?- adivina, al tiempo que me sigue a través del pasillo.

-¿Que comes que adivinas?

-Todo irá bien- me pasa un brazo por los hombros para atraerme hacia él-. Lo peor que puede pasar es que te cancelen las tarjetas de crédito.

Muy a mi pesar, eso me hace reír.

-Solo para que quedé claro: como psicólogo te morirías de hambre.

Se lleva una mano al corazón, ofendido.

-Eso me gano por intentar darle ánimos a una amargada colo tú.

Abro la boca para replicar pero me quedo callada cuando mi teléfono vibra en el bolsillo trasero de mis pantalones. Me libero del brazo de Logan y saco el dichoso aparato. Es de un número desconocido.

-¿Quien habla?- inquiero, nada más descolgar.

-¿Aura? ¿Eres tú?- pregunta. Es una chica, creo que de mí edad.

-¿Quien es?- insisto. No soy tan tonta como para darle mi nombre a una desconocida.

-Abby. Abby Reynolds- responde-. Soy tú prima.

Prohibido Enamorarse Where stories live. Discover now