Nuestra participación a tres retos Taletober 2022 (de mano de EcosDeTinta, Huecoliterario e inkarnate) cuenta el viaje de un soldado que, caído en batalla, lucha por regresar a la vida... y a su familia. ¿Pero quién es, y cuál es su historia? Cada...
El caldero burbujeaba en el fuego, y los heridos y enfermos estaban dormidos. El dolor no los alcanzaba en el viaje que estaban haciendo... pero la muerte, ella sí podía atraparlos. Liam se acercó a su mujer y le ofreció un cuenco de porcelana. Aithne sonrió, cogiéndolo con cuidado.
—Gracias —musitó.
La bruja bebió un sorbo de la infusión humeante, pero pronto sus párpados volvieron a caer casi por completo, y de nuevo apoyó la cabeza en el respaldo de su mecedora. Liam recuperó el cuenco para que no se le cayera y lo puso en la mesita, a su lado. Después se frotó los ojos, exhausto, pero el descanso era un regalo que no podía permitirse aceptar. Sacudió la cabeza y comenzó una ronda por todas las improvisadas camas.
Él no era como Aithne. Uno podía ser brujo de nacimiento —sharu, decían en algunos lugares, muy lejos de allí—, pero el joven lo era por adopción. Donde ella tenía poder, Liam solo tenía conocimiento, y era el que su mujer le había dado. Aithne estaba mucho más cansada que él, porque tenía mucho más que dar... y lo había dado.
Humedeció febriles frentes con paños húmedos, controló pulsos, arropó enfermos. Cuando terminó la ronda, despertó a su mujer para instarla a beber un poco más del tónico revitalizante. Si no reponía fuerzas, su necesidad de auxiliar a los necesitados le pasaría factura.
Liam se acercó a la ventana y miró al horizonte. No podía verse el campo de batalla, pero sabía que no estaba lejos. Allí, al otro lado de las colinas, bajando por el encrespado camino hasta las llanuras sangrientas. Tan, tan sangrientas.
Se preguntó si la guerra había acabado, si el enemigo los dejaría vivir en paz ahora que habían demostrado su valía, su voluntad de seguir existiendo.
Lo dudaba. El odio no entiende de paz... y el enemigo los odiaba con todo su ser.
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