Nuestra participación a tres retos Taletober 2022 (de mano de EcosDeTinta, Huecoliterario e inkarnate) cuenta el viaje de un soldado que, caído en batalla, lucha por regresar a la vida... y a su familia. ¿Pero quién es, y cuál es su historia? Cada...
Solo se oían los pasos del soldado... y el quedo, distante llanto de la niña, que se fue apagando poco a poco. Kaiden corrió por la escalera, sintiendo su corazón golpeando las costillas, preocupado, asustado, pero cuando llegó abajo los sollozos se habían extinguido, y en su lugar solo se oía el tintineo del cristal.
Cristal por todas partes.
Desorientado, el joven observó la cueva a la que acababa de llegar. Los inmensos cristales brotaban del suelo, de las paredes y del hecho en un caos de color y brillo. ¿Pero qué era lo que brillaba?
Caminando en aquella superficie lisa y resbaladiza, el soldado caminó con tiento, observando, hasta que se dio cuenta de que la luz no venía del interior de los cristales, sino de las jaulas de vidrio que había ocultas entre ellos.
¿Luciérnagas? Kaiden estiró los brazos y descolgó una de las jaulas. Vio las pequeñas luces en su interior, moviéndose con lentitud, de tantos colores, demasiado brillantes para ser insectos.
—Hola —saludó—. ¿Qué hacéis ahí?
Miró alrededor y vio otras jaulas, botellas entre los cristales, una miríada de criaturas, fueran las que fueran, atrapadas en aquella cueva, en aquel templo, en aquel sueño. Tras un instante, abrió abrió el tapón, y dejó que las luciérnagas, pues de algún modo tenía que llamarlas, salieran de su encierro.
Hizo lo mismo con todas las jaulas que encontró. Tardó unos minutos en terminar y darse cuenta de que las luces permanecían cerca de él.
—¿Qué? ¿No sabéis cómo salir? Pues ya somos dos... o cien, no sé. Os lo digo ya: no se puede volver atrás. Pero por ahí hay un giro, ¿no? Así que... adelante. ¿Venís conmigo?
Y las luciérnagas lo acompañaron en su camino.
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