Día 15: El infierno bajo las estrellas

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#Taletober2022: Galaxia

#Huectober: Paisaje

#Maptober2022: Burning Hell


El joven soldado cruzó las ruinas en silencio. Allí los pasos no hacían eco, no se oía el murmullo del agua, el silbido del viento. Nada olía o tenía sabor. Nada parecía moverse... pero Kaiden vio pasar sombras, como espectros arrastrándose de un lado a otro, sin lugar ya en el mundo real.

Allí todo era opaco, apagado, inerte. Era un cementerio donde los fantasmas habían olvidado que estaban muertos. Los sueños de su pasado se deslizaban ahora entre los restos de antiguas ideas. Allí estaba el soldado que podría haber sido, si las cosas fueran distintas. Y allí, cruzando el río gris, la familia que podría haber tenido.

Todo lo que ya no era, ni sería nunca, ni quería que fuera, estaba allí. Lauren, su esposa destinada por sangre y por credo. Eric, su superior. Sutton, su compañero de armas. La tumba de su hermano, allí, abandonada, sin importancia.

Apartó la vista y siguió andando. Al final del camino, sobre el horizonte, había luz. Su destino estaba cerca, se dijo, se lo repitió incansable mientras andaba, y después comenzó a trotar, y después, a correr. El horizonte se fue acercando, las nubes bajas se despejaron, y Kaiden llegó a lo alto de la colina para ver...

Fuego.

El desolador paisaje ante sus ojos era una infinita llanura de roca, lava y fuego. El terror lo sacudió hasta dejar solo pena y cansancio. Exhausto, trastabilló y se apoyó en las rodillas.

—Oh, Dios —jadeó—. ¿Esto es todo lo que tengo dentro? ¿Todo este horror?

Oyó el ligero tintineo, tan inocente entre volcanes y llamaradas, el ligero, cantarín sonido de un carillón. El que había puesto en la ventana el día en que nació su hija.

Kaiden cerró los ojos, tragó saliva, se enderezó y volvió a abrirlos. Y allí, por encima del infierno en la tierra, estaba el cielo cuajado de estrellas, la miríada de galaxias que formaban la imagen más hermosa, el mapa de su destino. Y a pesar del calor, del fuego, el cansancio y el eco del futuro que ya no era, sintió paz.

 Y a pesar del calor, del fuego, el cansancio y el eco del futuro que ya no era, sintió paz

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