Capítulo 2

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Su charla no fue muy extensa, el español bostezaba repetidamente y el mexicano, aunque se quejó, decidió dejarlo descansar, además de que notó que el castaño evadía muchos temas sobre su vida amorosa, intuyó que era algo malo pero no insistió en saber.

—Ya duérmete Merlon, no vayas a estar de cabrón con el nuevo vecino, he.—el pequeño asintió haciendo un puchero—Si le damos buena impresión, a lo mejor y nos dispara unos tacos o unas enchiladas, así como lo ves de criko, ha de ser de dinero.

—Va, y mañana que nos invité a comer el señor.

Se acomodaron en el sillón para dormir, el niño cayó ante el sueño seguido de su papá. Antes de cerrar la puerta de su habitación, el castaño los miró durmiendo, sonrió al verse reflejado en ellos con su hijo, aunque un recuerdo borroso vino, desvaneciendo la sonrisa que tenía. No podía dejar de pensar en aquellos momentos con su ex esposo, la melancolía lo invadió y se fue a la cama. Intentaría dormir, en unas horas, debía salir para ordenar el papeleo de su nueva vida.

La luz del sol entró a través de las cortinas, el castaño se levantó estirándose, buscó con la vista a su hijo pero no estaba. Fue a la sala y se encontró con dos niños, su hijo y el hijo del vecino, ambos veían un video en el iPad de Anselmo mientras comían cereal.

—Buenos días niños, ¿dónde está Quackity?

—¿Para que o qué?—el hijo del buscado habló con un tono firme y serio, el español trató de no reír.

—Pues para saber si ya pueden ir a su departamento y despedirnos, hoy tenemos un día ocupado Anselmo y yo.—se escuchó una carcajada desde el bañó, saliendo el azabache.

—¿Lo llamaste Anselmo? No mames, que nombre tan raro, sin ofender pero es que... ¿Anselmo?—el mexicano seguía riendo, causando un leve enojo por parte del castaño.

—Quackity, no seas tan irrespetuoso, es mi hijo de quién estás hablando, es como si yo fuese con tu hijo y me burlara de su nombre.—habló molesto, cruzando los brazos—¿Cómo se llama tu hijo?

—Ya entendí, perdón, ya.—se disculpó de inmediato sin mirarlo a la cara—Mi hijo se llama Merlon Vegetta, pero al menos yo sí reconozco que puede ser chistoso.

Luzu, suspiró con una sonrisa, trataba de no burlarse y volteó hacia el niño, encontrándose con la mirada de ambos niños.

—Merlon, ¿no te hacen bullying en la escuela por tu nombre?—el mencionado asintió con la cabeza—Obviamente, no sé a que pedazo de descerebrado se le ocurre llamar así a su hijo.

—¿Me estás llamando pendejo? Dímelo a la cara de una, que no te tengo miedo español, vergüenza debería darte estar aquí.

—¡Hey! ¡Quackity! Que se te va la olla, obviamente no lo decía enserio, cada quien es libre de llamar como quiera a su hijo, igual ellos se lo cambian cuando son mayores, pero por favor, un poco de respeto.

—Nomás porque estoy de buenas y quiero enseñarte a comer chile, sino aquí mismo nos agarramos.

Los niños estaban confundidos, no sabían si gritarles para que se pelearán o para que no se pelearán.

—Como dije, hoy tenemos día ocupado, debo ir a hacer papeleo para nuestra estancia aquí, principalmente lo de la escuela de Anselmo. ¿De casualidad tu sabes sobre una buena escuela?—el mexicano asintió.

—Pues en la primaria dónde va mi hijo le va re bien, podrían ir juntos y así se acompañan pa cuando salgan, ¿si o no Merlon?—el niño mencionado asintió repetidas veces emocionado.

—¿Acaso se regresa solo tu hijo a casa?—cuestionó asustado.

—Pus claro, mi hijo se sabe defender, aparte de que por trabajo yo no puedo ir por él.—el mayor comenzó a dudar sobre la sugerencia de este—Pero oye, no es peligroso, no es una de esas escuelas fresonas pero tampoco creo que sea un lugar donde haya delincuencia.

Luchones [Luckity AU] (EN EDICIÓN)Där berättelser lever. Upptäck nu