Capítulo 5

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Los rayos de luz anunciaban el amanecer en la capital de México, era frío pero cálido al mismo tiempo. Luzu se encontraba terminando de arreglar, no era algo muy elegante pero si lo suficiente formal para la ocasión. Su hijo estaba desayunando mientras veía Peppa Pig en su tableta.

El mayor, ya totalmente arreglado, cruzó el pasillo a la puerta de su vecino, tocó la puerta de este y espero, pero al cabo de casi un minuto, no recibió respuesta alguna. Volvió a tocar pero lo mismo, sin respuesta. Con un poco de preocupación, trató de abrir la puerta, pero el picaporte estaba cerrado.

—¡Quackity! ¡Que se hace tarde!—gritó, esperando una respuesta. Un somnoliento pero alistado Merlon abrió, dejando pasar al español—Gracias Merlon. ¿Y tu papá?

—Está terminando de bañarse, siempre que se baña, pone música y cuando se pone la de "Rosa Pastel" sale a la mitad de la rola.—el mayor soltó una pequeña risa.

—Vaya manera de mediros tiempo.

Quackity salió del baño solo con sus boxers puestos, dirigiéndose a la cocina para prepararse un té. Cuando estaba buscando una taza, se percató de la presencia del otro adulto.

—¡Cabrón! ¡Haz ruido wey!—intentó cubrir su cuerpo con sus manos.

—Perdona, no quería agarrarte en pelotas pero fue coincidencia.

—¡Ayyyy pinche wey! Seguro te guste, ¿verdad cabrón? Pinche viejo crikoso.

—Que gracioso eres, Quackity.

—Y tu un mañoso.—los ojos carmines miraban de arriba a abajo al mexicano, formando una leve sonrisa.

—Date prisa, sino te va a pasar lo de ayer.

El moreno asintió, notando el gesto en la cara del contrario, ganando un leve sonrojo en sus mejillas. Espero a que este saliera de su departamento para apurarse.

Algunos minutos más tarde, corrían los cuatro hacia la escuela, nuevamente el tiempo se le había ido al mexicano, llevándose algunos reclamos disfrazados en sarcasmo por parte del otro adulto.

Ya en su destino, el azabache llevó a su hijo a su salón de clases, al llegar se despidió de él con un beso en la frente y su bendición, algo que causó ciertas burlas por parte de los compañeros del menor.

"¡Merlon es un consentido! ¡Merlon es un consentido!" gritó un pequeño grupo de niños.

—¡Al menos él si tiene amor de papá, no como ustedes chamacos miados!—contestó de vuelta Quackity, entrando al salón bruscamente.

—Señor, tranquilo, ya sabe como son los niños, si ocurre un algún problema le notificaré, no hace falta que discuta con los niños, o tendré que citarlo otra vez en dirección.—la docente sacó al mayor.

—Perdón maestra, es que ya van varias veces que ese grupito molesta a mi hijo, ahí le encargo por fa.—la mencionada asintió, cerrando la puerta.

El par de españoles estaban desconcertados, les parecía irreal la situación que acababan de vivir, aunque no lo veían como algo negativo.

—Vamos Lusu, la dirección está por acá.—caminó hacía un edificio, siendo seguido por los españoles.

—Pues de momento luce como una buena escuela, no me desagrada el ambiente aunque...

—Tranquilo mi buen, aquí siempre hay mucha paz, nomás que mi hijo es un desmadre.

—Bien, espero no tener que venir seguido por problemas.

Llegaron a la oficina de la dirección, el moreno habló energéticamente con la secretaria, Luzu esperó afuera, sin embargo, le fue imposible ignorar la conversación de estos dos.

Luchones [Luckity AU] (EN EDICIÓN)Where stories live. Discover now