Capítulo 28

786 128 70
                                    

—¿Puedes contestar el puto teléfono de una vez? Sino lo haré yo.

—No, no, ya voy.

Se levantó de la orilla de la cama, caminó hacia el baño y se encerró ahí dentro, viendo su teléfono.

Llamada entrante
Mi vieja gótica

Miró su reflejo en el gran espejo del lavabo, estaba lleno de marcas de nuevo, no eran para nada agradables, eran violentas, llenas de posesión y desahogo.

Schlatt nunca supo medirse con Quackity, jamás supo el significado de "suave".

Hacía lo que quería con su propiedad.

Con temor a que todo el día terminara de irse a la mierda, contestó la llamada.

"¿Bueno?"

"¡Quacks! ¿Dónde estás? Merlon está preocupado por ti, sé que tu y yo peleamos pero todo tiene solución, por favor vuelve, quiero pedirte perdón de manera adecuada, no por llamada."

Las lágrimas del azabache cayeron, el nudo en su garganta ardía, la culpa lo dominaba. Se quedó mirando su cuerpo, pensando en como ocultar todas las manchas de su recaída.

"Dile a Merlon que estoy bien, volveré al ratito."

"Si, yo le diré, pero por favor vuelve, hay tanto que debo decirte."

"Bien, hablaremos, adiós."

Sin esperar respuesta, cortó la llamada, rompió en llanto, sentándose en el suelo se abrazó a si mismo.

Se arrepintió, pero ya era tarde, lo hecho, hecho estaba.

Una hora más tarde, llegó el mexicano a su casa, se cubrió lo más que pudo, para evitar preguntas. Merlon lo abrazó en cuanto lo vió entrar por la puerta, pero en cuanto vió que su papá traía un café del Oxxo, supo de inmediato.

—¿Se vieron mi padre y tu?—la emoción en sus palabras era notoria, pero las miradas preocupadas de Luzu y Quackity se cruzaron.

—Si, cosas del trabajo.

Cortó el tema, yendo directo a su habitación, siendo seguido por el español.

Se quedaron en silencio por unos pocos minutos, sentados en la orilla de la cama, los nervios en el castaño eran muy notorios, mientras el moreno buscaba un par de cosas en su clóset.

—Quackity, yo te debo una disculpa por lo de hace rato, los celos me cegaron y...—jugó con sus manos, le costaba hablar.

—Lusu, ya no importa, entiendo porque pasó.

—Pero siento que te perdí, no me gusta esa sensación, somos un equipo, ¿no?

—No es una sensación, es lo que pasó, me perdiste.

El español sintió una punzada en el pecho, bajando la mirada al suelo, las lágrimas inundaron sus ojos.

—De verdad lo lamento, fuí demasiado impulsivo, no quise herirte de esta manera.

—No es solo tu culpa, Lusu...—el azabache se acercó al lado del mencionado—Creo que ninguno de los dos está preparado para una relación tan seria.

Se abrazaron con delicadeza, pero un quejido ahogado hizo que el mayor se separara de inmediato.

—¿Estás bien? Disculpa, creo que fuí un poco brusco.—miró de arriba a abajo al menor, notando una mancha en su cuello—Tienes una mancha en el cuello, déjame limpiarte.

Luchones [Luckity AU] (EN EDICIÓN)Where stories live. Discover now