Capítulo 10

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Ya en la central de autobuses, buscaban en todo el lugar a los primos del mexicano. Recorrieron de un lado a otro, cada parada, cada pequeño local de comida cercana, pero no había rastro de los dos hombres.

—¡Puta madre!—se quejó, el moreno ya estaba hundido en desesperación.

—¿Ellos tienen móvil o algo?

—No lo sé, ayer me llamaron desde el teléfono de casa de Mamá Cocas, y yo por pendejo no les pregunté.—jaló su cabello a punto de volver a llorar.

—No, no, no, no, Quacks, escúchame, tranquilo, vamos a encontrarles, respira, calma.—el español lo tomo de las manos, entrelazando sus dedos.

—Es que, es que—sintió como una lágrima salió de sus ojos, bajó la cabeza evitando que el otro lo viera.

—Te prometo que los encontraremos, mi Quacks, ¿vale?—con cuidado, el castaño besó su mejilla húmeda.

—Gracias, confío en ti, Lusu—alzó la mirada, ver aquellos brillantes ojos carmín del de mayor estatura lo calmaron un poco.

Cuando estaban por dar otra vuelta por el lugar, el teléfono del azabache sonó, este miró el número que le llamaba, no lo tenía agendado, pero conocía perfectamente a quién pertenecía.

—Ay... No quiero contestarle.—se quedó mirando la pantalla.

—¿A quién?

—Mi jefe del trabajo, tengo mucho estrés y angustia como para que me venga a chingar también.—el más alto arrebató el celular, dejando desconcertado al de ojos oscuros.

Luzu contestó.

"Eres muy rebelde, Flatty Patty, para tu suerte siempre estoy dispuesto a negociar.", antes de que siguiese hablando, el castaño lo interrumpió.

"Lo sentimos, el dueño de este número tiene asuntos de suma importancia que debe atender, ¿gusta dejar un recado?", usó un tono neutral y cortez, no quería meter en un problema a su vecino.

"¿Y tu quién carajo eres?", claramente se notó el enojo de aquel ojimarrón.

"¿Dejará un recado o no?"

"Pues bien, dile mi zorra que sus visitas están ensuciando mi buffet, sino viene por ellos, voy a tomar medidas como la de su cara.", Schlatt cortó abruptamente la llamada.

Quackity solo miraba las expresiones que se formaban en el rostro de su Luzu, no sabía que más hacer al respecto. El contrario, por su parte, estaba pensando en aquellas palabras, con el ceño fruncido, había unido los hilos.

—Al parecer tus primos saben dónde trabajas, están ahí, esperándote.—suspiró, tenía un sabor agrio después de haber conversado con el jefe de su pretendiente.

—Pus amonos, antes de que ese culero les haga algo.—tomó de la mano al de piel pálida, jalando de esta para ir rápidamente a donde se estaban sus primos.

Una vez en aquel lugar, el menor entró con rapidez a buscar a sus familiares, el español no sabía si seguirlo o no, tenía un mal presentimiento, pero tampoco quería interferir en asuntos que no le implicaban.

Pero era su Quacks quién estaba en ello, claro que le implicaba.

El pelinegro llegó al piso donde se encontraba la oficina de su ex esposo, entró aventando la puerta, encontrando una escena inusual.
El bronceado hombre estaba bebiendo un poco de Whisky junto a sus primos, reían mientras conversaban. Tardaron unos segundos en percatarse de la presencia de este.

Luchones [Luckity AU] (EN EDICIÓN)Where stories live. Discover now