Capítulo 31

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Recorrieron las calles en la oscuridad de la noche, buscando en las colonias vecinas de su domicilio. Se habían formado dos grupos, los que iban con Quackity eran sus amigos de tiempo, el único que no llegó fue el ex esposo del azabache; por otro lado, los que iban con Luzu eran su compañero de trabajo, la secretaria de su psicólogo y su pareja, también a regañadientes, su ex esposo junto con su esposa y su hijo estaban involucrados.

No estaba muy balanceado, pero era lo que había.

En un punto de la noche cuando empezó a lloviznar, Quackity se separó de los suyos, perdiéndose entre las calles, corrió lejos en desesperación.

Cuando encontró un callejón, se ocultó en este, sentándose en el suelo mientras rompía en llanto.

¿Cómo pudo suceder?

Se reprendía a si mismo, buscando aliviar su alma con algún castigo que pudiera tener. Desde que terminó con el español comenzó a tomar muchas malas decisiones, descuidando su bienestar y el de su pequeño Merlon Vegetta.

¿Podía solucionarlo?

Tal vez.

—Pinche vida mierda...—se dijo mientras miraba la pantalla de su celular, observando su fondo de bloqueo.

Era una foto de la que creía era su esperanza de formar una familia estable.

Miraba la cara de los niños, se veían felices y llenos de alegría, sonrió de lado.

—Los voy a encontrar.

Y entonces, una llamada entrante de aquel español tan peculiar lo invadió.

Contestó.

"¿Qué pasó?", contestó tratando de sonar normal.

"¿Dónde estás? Charlie llamó a Mariana para preguntar sobre tu ubicación", la voz tan suave del español lo relajó.

"Necesitaba pensar un poco, me desvíe, pero ahorita ya vuelvo con los demás."

"Quacks, ¿necesitas algo?"

"Encontrar a los chamacos... Y a ti."

"¿Dónde estás?"

"En un callejón, no creo que me encuentres, no quiero que te pierdas tu también"

"Ya te ví"

"¿Qué?"

Escuchó los pasos de alguien corriendo, alzó la vista y vió al castaño corriendo.

—¡Quacks!—se abalanzó a él—No te preocupes, vamos a encontrarlos.

—¿Y si no?

—Shhh...—acarició la espalda ajena para tranquilizarlo—No dejes que esa ansiedad te llene la cabeza, vamos a encontrarlos pronto, no pierdas la esperanza.

—Gracias, Lusu.—lo rodeó con sus brazos de vuelta, tratando de no llorar más.

Habían pasado las 12 de la noche, poco a poco varios se retiraban de la búsqueda, estaban agotados de caminar y preguntar en todos lados.

En el camino de regreso, Quackity iba acompañado de Wilbur y Luzu, quienes trataban de hacerle conversación al azabache, para distraer su mente, pues aunque este quisiera ocultar su ansiedad, era evidente que en momentos se detenía para poder respirar.

—Quackity, voy a buscar a los niños en mi camino de vuelta a... Bueno, donde vivo.

—Quédate.—pronunció en un susurro, rogando.

Luchones [Luckity AU] (EN EDICIÓN)Where stories live. Discover now