𝙏𝙝𝙚 𝘽𝙤𝙮𝙨|| Después de años intentando rehacer mi vida, todo se fue a la mierda en cuanto nos vimos obligados a buscar un arma para acabar con Homelander. ¿De qué manera se jodió todo? De la peor forma posible, un viaje a Rusia.
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
-𝙗𝙤𝙣𝙚𝙨
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
𝘔𝘢𝘳𝘻𝘰 26, 1944
La luz de la lámpara sobre mi rostro me cegaba hasta el punto de no poder enfocar la mirada, la voz del doctor Alistair se escuchaba ajena, tan lejana a donde yo me encontraba, y el doctor Marcus insertando aguja tras aguja en mi brazo derecho, sin obtener reacción de mi parte; era como si estuvieran drogada, pero al mismo tiempo conciente de lo que sucedía a mi alrededor.
-Hadelyne... ¿me escuchas?
-Doctor Vought, no está respondiendo... sus signos vitales están muy débiles.
-Hadelyne, ¿recuerdas lo que sucedió?
¿Lo que sucedió? ¿Qué demonios sucedió? Ni siquiera recuerdo cómo llegué aquí, en primer lugar.
Recuerdo algunas sensaciones, emociones y pequeños fragmentos de recuerdos, pero el resto es borroso, comenzando desde que entré al campo. Yo también quería saber qué demonios había sucedido, qué había hecho o a quién había matado, en el peor de los casos.
-
Abrí nuevamente los ojos, parpadeando un poco para adaptarme a la luz, notando que estaba en una habitación similar a la de un hospital, y el olor a analgésicos y estupefacientes fue lo que llamó más mi atención.
No recordaba nada de lo que había sucedido en el campo, pero el lugar en donde me encontraba estaba lleno de personas con quemaduras graves, no tan graves, sin extremidades o simplemente sin vida. Pude notar mis manos y pies atados a la camilla en donde estaba, y un par de agujas en mis antebrazos conectados a un par de bolsas de sangre.
Miré por todos lados de la habitación en busca de algún doctor o enfermera, pero no parecía haber nadie. Gritar no era opción, no sentía que fuera capaz de hacerlo.
Intenté sacar mi mano derecha de la correa forcejeando con esta, pero al mismo tiempo buscando cómo desatarme sin lastimarme. La puerta de la habitación se abrió, haciéndome mirar rápidamente hacia la persona con cierto ardor en mis ojos.
