xvi. 𝔄 𝔪𝔞𝔰𝔱𝔢𝔯𝔣𝔲𝔩 𝔟𝔦𝔯𝔡

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⊱⋅ Enero 17, 1946 ⋅⊰

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⊱⋅ Enero 17, 1946 ⋅⊰

Me observé una vez más en el espejo, sintiendo que pronto explotaría el vestido o mis pulmones, pero aún así sintiéndome insatisfecha. Era el decimotercer vestido que me medía y aún seguía sin gustarme alguno, esto no solamente había desesperado a mamá o a la señora Natalie Parkneer, sino también a mí, que cada vestido que me medía era peor que el anterior por lo ajustado que era o por lo horrible que me parecía.

Este no era de los mejores vestidos, tampoco era de mi agrado, pero le gustaba a la madre de Ben, así que lo usaría. Ben había dicho: "elige un vestido que te guste", pero no me gusta ninguno y dejar que Natalie o mi madre elijan el vestido me parece una mejor idea.

-¿Entonces? -preguntó Natalie- ¿Ese?

Miré nuevamente el vestido y asentí. Era un vestido largo de tela satinada y mangas de encaje, que parecía más para la boda de una señora cuarentona que para la boda de una joven de veintitantos años, pero no me quejaba, tampoco quería seguir viendo opciones y que me comprimieran los órganos para ver qué tal se me veía.

-Creo que este... -murmuré.

Natalie sonrió complacida al igual que mi madre, por lo que le habló a la mujer que nos había atendido para arreglar el pago del vestido.

-Oh, espera, querida... -habló la madre de Ben en dirección a la mujer que nos atendía, la cual se detuvo y la observó. -Cobráme el vestido, pero empacanos una talla menos.

Fruncí el ceño al escucharla. -¿Una talla menos? -Natalie asintió. -Natalie... apenas me entró esta talla, una talla menos no me va a entrar.

-Pues entonces baja de peso, querida -habló borde, fría y notoriamente desinteresada en mis palabras.

¿Pero, qué podía esperar? Así me había tratado desde hace un par de semanas cuando tuvimos que retrasar un poco las cosas, porque yo quería que la boda fuera en Londres y ellos se habían negado, argumentando que tenían preparado todo en Filadelfia. Una talla menos en el vestido era una tortura justa para ella al parecer.

Regresé al vestidor para quitarme de una vez esa maldita tortura y luego salí con el vestido en mano para entregárselo a una de las encargadas de la tienda.

-¿Crees poder aguantar ese vestido por al menos siete horas? -preguntó mi madre con la mirada fija en Natalie.

-Si es lo que tengo que hacer para joder a esa perra, claro que lo haré...

-Sin malas palabras, Hadelyne -habló, dándome una mala mirada.

-Lo siento... -murmuré.

-... Pero tienes razón, es una maldita perra... -se quejó.

𝙐𝙉𝘿𝙀𝙍 𝙏𝙃𝙀 𝙏𝙄𝘿𝙀 || 𝙎𝙊𝙇𝘿𝙄𝙀𝙍 𝘽𝙊𝙔Место, где живут истории. Откройте их для себя