𝙏𝙝𝙚 𝘽𝙤𝙮𝙨|| Después de años intentando rehacer mi vida, todo se fue a la mierda en cuanto nos vimos obligados a buscar un arma para acabar con Homelander. ¿De qué manera se jodió todo? De la peor forma posible, un viaje a Rusia.
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⊱⋅ Marzo 17, 1946 ⋅⊰
Habíamos hablado con al menos quince niños del orfanato, algunos eran niños que ya conocía y algunos otros eran niños al cuidado de la hermana Esperanza, los cuáles no me había tomado el tiempo para conocer durante el tiempo que estuve en aquí. Ben fue el que decidió hablar un poco con la madre superiora sobre los planes que teníamos él y yo sobre adoptar a un niño, mientras yo por supuesto hablaba con algunos de ellos.
Claramente mi objetivo era Lenny, pero me sentía mal de tan solo pensar en ir directo con él porque, ¿no es eso favoritismo? Además, hay más niños que son encantadores a su manera, que han hablado con Ben y que a él le han caído bien. Sin embargo, continué mi camino hacia Lenny después de haber hablado con los niños, el plan original era él.
-Hola, Lenny... -murmuré, mientras tomaba asiento en el columpio a lado de él.
-Hola, señorita Elizabeth -volteó a verme y sonrió en grande.
-¿Qué haces aquí solito? Creí que estabas con el resto de niños.
-En realidad, prefiero estar solo, señorita Elizabeth. No me gusta estar con todos esos niños, que no hacen más que gritar... -murmuró, mientras se mecía en el columpio.
-Entiendo...
Mientras Lenny se columpiaba, yo solamente lo observaba, no quería parecer alguien que invadiera su privacidad en un momento como este en donde quería estar solo, pero él tampoco se mostraba disgustado con mi presencia.
-¿Sabes? Hace poco decidí casarme... -murmuré, a lo que Lenny rápidamente me miró confundido y con el ceño fruncido.
-¿Qué?
Asentí. -Sí, yo... me casé. De hecho, ¿viste al hombre que hablaba con la madre superiora? -ladeó la cabeza, para después blanquear los ojos. Aparentemente no le agradó con tan solo verlo- Bueno, él es mi esposo.
-¿Y ya no va a regresar al orfanato? -preguntó entredientes, ahora parecía molesto.
-No, no lo creo... pero -le di una sonrisa-, te tengo buenas noticias.
-¿Cuáles? ¿Se divorciara?
Fruncí levemente el ceño ante lo que dijo, para después negar. A veces desearía que fuera fácil hablar con los niños.
-¿Qué te parecería tener un hogar? -pregunté sin rodeos, y la expresión de Lenny cambio radicalmente.
-¿Alguien me adoptará? -le asentí. -¿Y quién haría eso?
-Bueno... esa es la principal razón por la que estoy aquí, mi esposo y yo decidimos que era hora de tener hijos, y qué mejor que darle un buen hogar a un niño que lo requiriera. ¿Qué dices? -me levanté del columpio y lo miré, parecía pensar todo tan cuidadosamente.
