𝟓𝟔

2.3K 193 51
                                    

⬞╭╰agustina╯╮⬞

Me despierto después de la anestesia, lo último que ví y recuerdo fue cuando el chango me estaba diciendo que iba a estar todo bien... Y ahí entre al quirófano.

Tanteó la habitación, se me empiezan a lagrimear los ojos cuando veo al chango dormido en el sillón, al lado mío en una cunita estaban nuestras hijas..

— ¡Te despertaste!. –habla la enfermera–. Salió todo bien mami, solo que no podés hablar por unas horitas.

Se acerca para pasarme a mis hijas, se me caen las lágrimas al verlas, no puedo creer que ya las estoy teniendo en mis brazos, ya están acá conmigo... Mi mirada fue al chango automáticamente.

— se la banco toda la noche, no se despegó de la puerta del quirófano. –me sonríe la enfermera y yo le devuelvo el gesto.

Con ayuda de la enfermera me las prendió a mi pecho, pobrecitas no había comido en toda la madrugada seguro. El ruido de las bebés hizo que el chango se despertara y viniera rápido hacia nosotros.

— mi amor te despertaste. –me acaricia la cabeza–. ¿Viste lo qué son? Son hermosas.

Le sonreí, ya que estoy siguiendo las indicaciones que me dijo la enfermera.

— no puedo hablar por el momento, corre el riesgo de llenarse de gases que inflamarian la zona de la herida. –le explica la enfermera.

— bueno mi amor, no pasa nada. –me da un beso–. Te la bancaste muy bien mi reina.

Me daba ternura y felicidad verlo de esa manera. La enfermera nos ayudó con otras cosas y nos dejó un ratito solos. Yo estaba teniendo a Aitana, y el changuito a Alma.
Acarició su naricita toda chiquita y es imposible no pensar en cuando lo hice con Lionel por primera y ahora... Ahora estoy siendo mamá por segunda vez, no puedo creer.

— ¿Lionel?. –pregunté con dolor, les miento si digo que no me dolía todo.

— está con Juli y Orne amor, cuando sea la hora de las visitas van a venir. –me sonríe–. Vos no hables, no te preocupes.

Siento todo mi cuerpo pesado, me duele todo, más que nada los puntos, pero todo ese dolor valió la pena. Valió la pena porque ya las teníamos acá, con nosotros.

El chango las miraba con tanta ternura, podía ver qué sus ojitos le brillaban y su sonrisa estaba de par en par. Le agarre la mano para dejar un beso en esta, no podía amarlo tanto, no me cabía toda la felicidad en el cuerpo.

— necesito ir al baño. –me quise levantar pero los puntos me dolieron.

— mi amor para, no tenes que levantarte sola, vení.

Con cuidado Exe me alza, podía caminar, pero prefiero alzarme. Me dejó con cuidado en el baño, me duele, el día después de la cesárea es lo peor, me lo habían dicho.

Me lavo las manos, no quiero mirarme al espejo porque siento que voy a estar hecha un asco. Salgo del baño y Exequiel se acerca rápidamente a mí, para nuevamente llevarme hacía la cama.

— Lionel está en el teléfono. –me pasa su celular–. Le dije que no podías hablar, pero él te quiere decir algo.

Agarro el celular y lo llevo a mi oreja sonriendo.

¿𝗣𝗮𝗿𝗮 𝗦𝗶𝗲𝗺𝗽𝗿𝗲? | ᵉˣᵉᵠᵘⁱᵉˡ ᶻᵉᵇᵃˡˡᵒˢ ✓✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora