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⬞╭╰agustina╯╮⬞

Terminamos de cantarle el feliz cumpleaños a Julian recién, estar todos juntos después de mucho tiempo es hermoso.
El chango tenía en brazos a Alma y yo a Aitana, Lionel estaba con su madrina Melanie.

— sopla la vela que te encanta gil. –grita Exequiel riendo.

— iba a decir algo muy atrevido, pero está mi mujer presente. –se ríe Julian, ganándose una mala mirada por parte de Ornella.

— ¿Qué es soplar la velita?. –pregunta Bianca inocente.

— lo más obvio preguntas nena. –rueda los ojos Lionel.

Nos reímos, porque para ellos era lo más obvio, para nosotros claramente es otra cosa...
Ornella corto la torta mientras los más chiquitos repartían, porque los usábamos para eso.

Por mi parte caminé hasta la cocina con Aiti en brazos, quería buscar un poco de coca para tomar, estaban Enzo y Lucas hablando, solamente les sonreí y abrí la heladera.

— ¿Te ayudo? Con la peque digo. –me pregunta Beltrán.

— no está bien, solamente quiero un poco de coca. –lo mire riendo.

— ahora te sirvo, bancame. –se acerca Enzo.

Los mire sorprendida, porque no solían ser así nunca, mm... Éstos querían salir, era obvio que querían salir.

— ¿Está todo bien con las chicas?. –pregunte mientras recibía el vaso de coca.

— perfecto todo, solo que aveces queremos salir viste y nada, ustedes se enojan. –suelta un suspiro Enzo.

— nosotros o bueno, por lo menos yo me siento medio angustiado por esa parte, querer hacer algo y que Melanie se enoje. –agrega Lucas.

— nos sentimos atados cuando queremos hacer algo solos. –vuelve a hablar Enzo.

Para... ¿Exequiel se sentirá así conmigo? Porque bueno, desde que estoy embarazada de las mellis que no sale ni nada, estamos para todos lados juntos, ¿Se sentirá atado a mi?.

— amiga. –entra Celeste, Enzo dejar de hablar.

— ¿Qué pasó mi amor?. –la mire.

— no, que te prepararas un fernet gordi... ¿A ustedes qué les pasa?. –miro a los chicos.

— nada, estábamos hablando mi amor. –le da un beso Enzo.

Ambos salen de la cocina, le pasó con cuidado a Aitana. Agarro la coca y el Fernet mientras me quedaba pensando, yo no quería que el chango se sintiera así conmigo, para mí le daba toda la libertad del mundo, mientras no se mandará alguna.

Al darme vuelta Celeste ya no estaba en la cocina, supuse que se había ido con los demás. Agarre el hielo, me había quedado una sensación rara en el estómago después de lo que me dijeron Beltrán y Fernández.

— acá está mi amor. –le pase el Fernet a Cele.

— gracias mi reina. –me guiña el ojo.

¿𝗣𝗮𝗿𝗮 𝗦𝗶𝗲𝗺𝗽𝗿𝗲? | ᵉˣᵉᵠᵘⁱᵉˡ ᶻᵉᵇᵃˡˡᵒˢ ✓✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora