𝟔𝟓

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⬞╭╰exequiel╯╮⬞

Estoy cocinando, si cocinando. Salí de entrenar y me vine para casa, Agustina se iba al estudio, ya que estaba con todo el tema del álbum, yo me quedaba cuidando a nuestros hijos.

— hijo, ¿Me ayudas con tus hermanas?. –lo mire mientras revolvía la comida.

— ¿Qué hago? Si yo no las puedo alzar pa. –me mira rápido.

— move un poquito el carrito, con cuidado por favor. –me reí.

Mi hijo me obedeció, se quedó con sus hermanas. Estaba haciendo un salteado de verduras con arroz, no se si me iba a quedar bien, porque la mayoría de veces cocinaba Agustina.. pero bueno.

Alce con cuidado a las mellis, ya que estaban llorando, no me pregunten como hice para alzarlas, solamente lo hice y listo.

— ¿Cuando viene mamá?. –pregunta Lionel mientras jugaba con Osito.

— en un rato más hijo, ¿La extrañas mucho?. –lo mire sonriendo.

— no, extraño su comida. –me habla sincero.

— bueno, no comas entonces. –lo mire mal, me miró peor.

— no hay otra cosa, pero no me gusta la verdura papá. –rueda sus ojitos.

— imagínate que son no se, planetas, Saturno, Marte, Júpiter, la luna, no se. –lo mire mientras mecía a sus hermanas.

— ¿Por qué me voy a querer comer los planetas?. –preguntó frunciendo el ceño.

— no se hijo, come y cállate por favor. –le hable sin paciencia ya.

Empezó a comer, estaba rico igual, pero a Lionel no le gustaban las verduras, aunque tenía que comer igual. Les di la mamadera a mis hijas, estaban cada día más grande y yo no lo podía creer, eran hermosas, las dos.

Las hice dormir la siesta, mientras Lionel corría por todos lados con el perro, seguíamos en invierno y si yo lo saco afuera y se me enferma es el colmo.

— ¿Cuando empiezan las vacaciones de nuevo?. –se queja.

Hoy había ido al jardín, que pesado era.

— las que tuviste fueron vacaciones de invierno, ahora faltan las de verano. –lo mire riendo.

— ¿Cuánto falta para eso? Quiero que ya sean, ahora, ya me cansé de ir al jardín.

— pero tenés que ir, eso que todavía no empezaste la escuela. –lo alce y me quedo mirando.

— ¿Qué haces? Yo ya estoy grande como para que me alcen. –se cruza de brazos.

— que vas a estar grande vos, cállate.

Lo tire al sillón y comencé hacerle cosquillas, empezó a patalear como loco y a reírse, creo que la risa de mi hijo era una de las mejores cosas que había escuchado, después de los gemidos de su madre, pero creo que eso es demasiada información ya.

— DÉJAME PAPI, DÉJAME. –me mira suplicando, matado de la risa.

— no vuelvas a decir que sos grande vos, vos sos chiquito todavía. –lo senté con cuidado riendo también.

¿𝗣𝗮𝗿𝗮 𝗦𝗶𝗲𝗺𝗽𝗿𝗲? | ᵉˣᵉᵠᵘⁱᵉˡ ᶻᵉᵇᵃˡˡᵒˢ ✓✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora