Prólogo

1.1K 78 55
                                    

Actualidad...

Elizabeth:

—Gracias—le susurro al tomar una copa de champagne después de haberla ofrecido.

No dice nada, solo sonríe asintiendo para seguir ofreciendo a los demás invitados el mismo licor, tratando de que todos tomen para irse lo más pronto posible de este aburrimiento.

—¡Lizzie!—alguien exclama de vuelta al verme, para acercarse y abrazarme con demasiado afecto.

—Elizabeth—la corrijo.

—Me alegra que hayas venido, todos esperan a verte.

—No creo quedarme mucho, Anne, ya estoy vieja—murmuro.

—Oh vamos, la más vieja de todas aún no llega— sonríe tomándome la mano para acompañarla a la grande sala donde todos están sentados, murmurando cosas distintas cada uno en su propio rincón de honestidad.

—Elizabeth, viniste—aquella mujer la conocía, no lo suficiente pero lo hacía, ella había guardado mi mayor secreto y aún lo guardaba.

—Olivia—la saludo con una sonrisa a medias y me siento en el único sofá solitario disponible.

Todos están en sus propios asuntos, conversando sobre la vida, sobre el amor, sobre el mundo en si.

Yo conocía una historia, contenía amor pero era de esas en las que aquello no funcionaba. No lo suficiente para plasmarse, para quedarse en algo más que en un amargo recuerdo.

—Quizás Elizabeth tenga una buena historia para contar— menciona Anne.

—¿Que?—pregunto por no haber escuchado toda la conversación.

—Tu eres escritora, estoy segura, todos estamos seguros, de que tienes una historia fabulosa para nosotros.

—Oh no no—me niego a contar algo de lo cual quizá e escrito y no recuerdo.

—Oh Liz, vamos, solo una historia—todos me miran, asienten, y esperan algo.

Todos siempre esperan algo de mi.

—De acuerdo—suspiro tomando el último trago de la copa—pero está no es una historia en la que el amor triunfa.

—No creemos eso—un hombre dice a lo lejos—todas tus historias han sido de amor.

—Solo las escritas y públicas, te aseguro que está no está escrita ni publicada.

porque no había tomado el valor para hacerlo.

Porque el único papel en el que estaba plasmada algo de ella solo era en cartas, cartas echas a mano guardadas bajo la cama.

Me acomodo en el sillón pensando en si debería contarla.

—Quiero aclarar que está historia no es mía.

Me aclaro la garganta, sintiendo como Olivia me mira, con suerte quizá, sintiendo lo que ahora mismo podría sentir por ello.

—Hace veinte años, una chica había llego al departamento de policía de New Jersey, de verdad era la chica más joven que en su vida podrían haber visto aquellas personas que pertenecían a ese departamento...

Cartas A La Edad © | [Completa]Where stories live. Discover now