New York

163 28 38
                                    

Elizabeth:

-¿New York? ¿Por qué allá?-a veces quería lanzarle algo por menso.

-¿En serio? Creí que quedaba claro el punto.

Ella está CASADA...

-Y si queda pero-lo miro y niego para que deje de repetir lo mismo-Como sea, estoy feliz por ti.

Al fin lo que necesitaba oír, porque aunque no lo dijera, me sentía rara, quizá tonta por la decisión tan impulsiva del si. Aunque si hablábamos de impulsividad, ella siempre gana.

-¿Le has dicho algo a tu madre?-pregunta como si no supiera que mi relación con mi madre es, particularmente, la misma que con él.

-Le ha parecido algo...-no encuentro la palabra.

-¿Precipitado?

-No... ¿Genial? No lo sé, creo que para ella es mejor que me vaya a New York que verme soltera toda la vida.

Aunque si somos sinceros, eso es demasiado precipitado, pero algo me dice que ella ve el futuro. O lo veía, porque siempre dijo que yo estaría sola toda mi vida, y no de un modo estúpido o malo, sino algo que ella percibía.

Ahora puedo decirle que se ha equivocado.

-Estoy de acuerdo con ella, al fin podré tener el departamento para mí solo.

-¿Y quien ha dicho eso?-lo quito de encima de la cama.

-¿De que hablas?

-¿Recuerdas a Olivia?-Louis asiente-Bueno, ella necesitaba donde quedarse así que aproveche y le dije que yo iba a desocupar mi habitación.

-Eres...-entrecierro mis ojos-muy buena persona, Liz.

-Elizabeth-lo miro-sabes que no me gustan los diminutivos.

Hay excepciones, pero nunca me ha gustado. Por algo mi madre me puso Elizabeth y no Liz.

-Claro.

-¿Quieres ayudarme?-me cruzo de brazos viendo cómo solo revuelve la ropa de mi maleta.

-¿La verdad?-ruedo los ojos.

-Vete, no quiero llegar tarde al aeropuerto-abro la puerta de mi habitación para que él salga y poder cerrarla.

Suspiro y me pongo de prisa a hacer las maletas necesarias para irme.

Alguna vez lo pensé, no exactamente New York, pero siempre quise salir de la ciudad y la cosa rutinaria antes de los 20. Creí haber pedido mucho, y ahora creo que pedí poco.

-Voy a extrañarte-hace una mueca decaída y me abraza con fuerza al ayudarme a salir.

-Yo también, Liz-me mira y después mira la camioneta negra que espera por mi-pero no vas a necesitarme, ahora tienes algo mejor.

Volteo para ver a una pequeña sonriendo a través de la ventana mientras grita a lo bajo mi nombre, y a la detective sonriendo con sutileza.

-¿Estoy haciendo lo correcto, Louis?-no se porque ahora el miedo me invade y la pregunta se formula.

-Espero que si, porque odiaría que te hiciera daño.

Quizá bromea, pero tiene razón, yo tengo el mismo miedo.

-Pero ya vete o no te soltaré después.

Río y le doy un último abrazo para subir mis maletas en la parte trasera.

-¿Lista?-pregunta queriendo tomar mi mano.

-Si-le sonrió asintiendo para después subir al auto cuando ella abre la puerta para mí.

La detective se despide de Louis quien muy sutilmente (sarcasmo) le advierte sobre hacerme daño.

-Lizzie-la voz baja de Roose me hacen voltear hacia ella.

-¿Si, pequeña?

-¿Por qué papá le gritó a mamá?-ante esa pregunta mis ojos van hacia ella.

-¿Quieres música, Rosi?-ignora la pregunta al igual que mi mirada.

-¡Si!-ella le pasa el reproductor con los audífonos para que se los ponga.

En cuanto veo que ya los trae puestos me enderezó para ver a través de la ventana.

El silencio se sitúa entre nosotras, el silencio que nunca se había puesto en medio. Por primera vez ahí está.

-¿Que pasa?-pregunta mirando hacia el frente.

-Nada-vacilo.

-Oh vamos, Lizzie, ¿que sucede?

-¿Te ha gritado?-la miro-¿Ha sido por mi?

-Si y no, o si pero no del todo.

-No entiendo-si lo hago.

-Le he dicho que me iría de vacaciones con Roose y una compañera ya que tendría mucho trabajo.

«No soy una compañera de trabajo exactamente» pienso mientras asiento un poco.

-Se que no somos compañeras de trabajo, o no precisamente, pero sabes que...

-Lo se, no importa.

-Si lo hace-toma mi mano con cuidado-y por eso te he pedido irnos, quizá serán solo unos meses pero solo es por ahora, te prometo que...

-No deberíamos hacer promesas-la interrumpo.

-¿Por qué? ¿Crees que no las cumpliré?

-No es eso-si lo era, claro que lo era.

Porque todos al escuchar una promesa tienen ese miedo, y yo, yo no sería la excepción.

-Ey, mirame porque yo no puedo hacerlo- ríe a lo bajo, entonces la miro, la miro como se supone una persona que cree que saldrá lastimada mira a otra.

A veces odio mis pensamientos, se adelantan a algo que quizá no sucederá...

-Nunca había visto a Roose tan entusiasmada con algo- sonrió ante eso-y yo, yo me siento feliz, y es por ti, Lizzie.

-¿Eso crees?-murmuro.

-Eso es-se acomoda un poco y frunce el ceño.

-¿Que pasa?-pregunto.

-Creo que algo me picó en la mejilla.

Frunzo el ceño y me acerco para fijarme si algo le ha picado, cuando ella se inclina hacia mí para estampar sus labios sobre los míos y dejar un beso rápido en ellos.

-¿No te había picado nada, verdad?-ella ríe negando.

-Lo siento, a veces siento que no respiro cuando no te beso-aprieto mis labios y desvío la mirada para no enrojecer mis mejillas.

-Que detective tan exagerada-balbuceo.

-¡Oye!-exclama divertida-No soy tan exagerada.

De inmediato al decir eso me viene un flashback de la ves que obligó a todos los del departamento a salir porque leyó en algún lado que había una plaga de ratas.

¿Conclusión? La detective es la persona más exagerada que he conocido, aparte de mi madre.

¿Conclusión número dos? La plaga se había dado a la otra mitad del planeta.

-De acuerdo, si soy un poco exagerada-siento que lee mi mente con demasiada facilidad.

Cartas A La Edad © | [Completa]Where stories live. Discover now