Metáforas de la cuarta pared

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Sira:

Mis ojos brillan por el éxtasis al que me lleva cuando toca mi piel deseosa de la suya.

Mi boca hace que entre aire por la poca distancia que hay entre la suya con la mía.

Mis manos liberan chispas, por el roce que hay sobre el tacto de las yemas de mis dedos al sentir su piel suave de sus piernas.

Hacemos lo permitido a escondidas de todos y me provoca querer quedarme así, con ella.

-Sira...-dice mi nombre de la forma en que ella lo había advertido desde un principio.

-¿Quieres que pare?-ella niega sin poder articular una palabra-Quiero escucharte, Lizzie.

Mis dedos juegan a esconderse entre su piel cálida y húmeda que enreda su orgasmo pronto.

-Voy a...-quiere decirlo porque yo también lo siento cuando mis piernas se enredan con las suyas-Sira... Voy a...

Siento como esa sensación nos recorre por completo a las dos en cuanto su respiración vuelve a la normalidad y los latidos de mi corazón vuelven a su ritmo habitual. Si es que eso son cuando ella está tan cerca de mi.

-¿Estas bien?-pregunto al no escuchar nada más, que sus últimos gemidos bajos con mi nombre.

-¿En serio la pregunta?-toma mi mano guiando la en medio de ella.

-Oh-suelto en exclamación por la suavidad dulce que le he provocado.

-¿Seguirás usando metáforas?-ella me mira para después mirarte a ti.

Si, a ti... La persona que está leyendo esto tratando de descifrar cada palabra dicha por mi.

-Si, ellos no podrían entenderlo.

-¿Entender que?

-Que uso metáforas y rompo la cuarta pared para decir que hemos tenido sexo en una cafetería.

-Oh ou-hace una o pequeña con sus labios para ahora mirarme a mi.

¿Ves sus expresiones?

Espero que no, porque de eso se trata.

La imaginación de cada uno de ustedes es tan distinta, que desearía poder leer cada uno de sus pensamientos como ustedes con nosotras.

-Es momento de que bajes el telón, detective.

¿Sigue diciendo me así? ¿De verdad?

-Y seguiré hasta que dejes de hablar con ellos y vuelvas conmigo-se cruza de brazos.

Mi mirada entonces va hacia ti, si, tu, la persona entrometida que sigue aquí, leyéndome.

-De acuerdo, vuelvo a ti, Lizzie.

Pero ey, espera, tu, persona que lee e imagina mis pensamientos.

Espero no me culpes por las decisiones que tomaré a futuro, el miedo a veces te invade.

¿Lo has sentido?

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Dejo que mi cuerpo relajado y levemente caliente vuelva a su lado.

-Ven conmigo -hablo antes de que ella pueda hacerlo.

-¿Que? ¿A donde?

-A New York-frunce el ceño y endereza su cuerpo.

-¿A New York?-yo asiento-Pero yo no tengo nada allá, Sira.

-Me tendrás a mi...

-Sira... ¿Y Roose, y tu esposo?

-Ey, solo seremos nosotras tres-le tomo el rostro pegándolo al mío-Roose será la más feliz, te lo aseguro.

-Bien-ella sonríe haciéndome sonreír de la misma forma-Iremos a New York.

Pongo mi mano sobre su nuca y nos acercamos más para besarnos de nuevo.

Besarnos como si solo fuésemos dos, todo el tiempo.

Cartas A La Edad © | [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora