Secreto

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Sira:

Estaba agotada de fingir toda la noche y toda la mañana, sin palabras de disculpa y mucho menos explicaciones de parte de mi "prometido."

Lo hacía todo ver tan fácil, que odiaba lidiar con la culpa que me había llegado días atrás por haber besado a Elizabeth.

-Olivia-la llamo desde la puerta de mi oficina.

-Dígame detective.

-No quiero que nadie entre a mi oficina, con excepción de Roose y Elizabeth-en todo caso de que regresara y no me odiara demasiado por lo de anoche.

-De acuerdo, ¿que hago con la solicitud firmada de Lidia?

-Yo no la corrí-aunque debía hacerlo.

-La mandaré al departamento de New York si a usted no le molesta.

-En absoluto Olivia, has lo que creas conveniente-le doy una sonrisa cálida antes de que ella la corresponda y salga de la oficina.

Lidia no había dado la cara, y yo tampoco sabía por qué razón si nadie había dicho nada. Pero quizá era porque todos sabían, a excepción de mi.

Porque en eso era en lo único que podía ser la excepción.

La puerta de mi oficina se abre con la misma rapidez en que cierra cuando ella pasa y cierra todas las cortinas.

-Ya no puedo con esto-se detiene en la entrada.

-¿Con que, Elizabeth?

Odio lo perfecta que se ve con ese nuevo corte.

Tal vez exagero, pero con ella siempre es válida la exageración.

-Eligeme Sira-exclama casi sin aire-porque te juro que yo siempre voy a elegirte. Por sobre todas las cosas.

-Elizabeth...-me levanto-Sabes que no puedo, y sabes bien porque.

Se supone que ella era la que no quería volver a verme.

-Estoy casada, y ahora comprometida, odio decirlo, pero le debo lealtad.

Ella suelta una risita y me mira juzgando lo que he dicho.

-¿Lealtad? Por favor Sira, te engaño en tu propia cara ¿En serio le debes lealtad?

No digo nada, ciertamente tiene razón y que estúpida siento que he sonado.

-¿Por qué él si puede estar con alguien más que seguramente no ama, y tú no?-se acerca suspirando-Porque se que me amas, Sira, mucho más de lo que crees.

-Elizabeth, ¿por qué te gusta hacer todo tan difícil?

-¿Y tú porque no puedes ceder solo un momento? No eres feliz Sira, y te prometo, no lo serás si sigues negando lo que pasa entre nosotras.

-Lo se-claro que lo sé-pero esto, esto no acabará bien si alguien se entera, si...

-¿Quién va a enterarse?-mira sobre la cortina a aquella chica-Te aseguro Olivia no dirá nada.

-¿Que es lo que quieres?

-A ti, te quiero a ti, sin condiciones. Quiero yo ser la excepción de la "lealtad" que debes tenerle a tu esposo.

-Oh Elizabeth, no mereces ser un secreto.

Las dos lo sabíamos, y yo no podía hacerle esto a una chica tan dulce como ella.

-Si es de la única forma en que podré tenerte, estoy dispuesta a serlo.

¿Tanto me ama?

-¿Entiendes lo que es eso, cierto? Solo seremos amigas ante los ojos de todos, no podemos acercarnos demasiado y no podemos hablar de más.

Mucho menos después de que Olivia nos viera besándonos.

Cosa que me llevaba a una sola cosa:

Tengo que hablar con Olivia...

-Simplemente amigas, entendí.

-No Lizzie-me acerco lo suficiente como para tenerla aunque sea segundos cerca de mi-Simplemente detective y secretaria.

Su expresión quiere decaer ante eso, pero no lo hace, ella solo sonríe y asiente.

-Mi preciosa Lizzie-no puedo resistir el tocarla.

Y aún así alejo mis manos de inmediato para volver a sentarme, y estar los metros necesarios de ella para no besarla.

-Te queda bien ese corte, ¿ha sido un arrebato o un cambio simple?

Porque vamos, trato de conocer el como piensan las chicas de ahora. O mejor dicho...

Trato de conocer como ahora piensa mi chica.

-Un cambio simple-miente.

Lo sé por la forma en que toma su mano y truena sus dedos.

La puerta es tocada antes de abrirse, lo que nos da el tiempo necesario para apartar nuestras miradas y cambiar nuestras expresiones.

-¿Algún inconveniente, Olivia?

-Es Lidia, detective...

Elizabeth me mira.

-Puede irse Elizabeth-señalo la puerta para que salga.

Olivia nos mira detenidamente, como si buscará alguna mirada o sonrisa de más entre nosotras.

-Olivia, dile a Lidia que entre y no dejes que nadie nos interrumpa.

Ella asiente y sale.

Cartas A La Edad © | [Completa]Where stories live. Discover now