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-Mandy...-

Sangre y pedazos mutilados de un cuerpo que alguna vez tuvo vida.

-Sal de la casa de los lobos... Mandy... Regresa-

El cadáver de un lobo blanco yace cerca del destrozado cuerpo humano, un lobo alfa.

-Mandy... ¡No estás a salvo con ellos!-

.

.

.

Los días se convirtieron en semanas, y las semanas en dos meses, con ello, el verano llegó.

Cuando Amanda fue liberada de la molesta cosa dura que evitó que su pie se fracturara más, ella se sintió completamente feliz.

Libre de tener sus propias actividades, constantemente se encontraba donde los lobos.

Se había acostumbrado tanto a pasar los días en compañía de ellos, que constantemente los visitaba en sus lugares y les ayudaba con sus tareas.

Esta vez, no fue casualidad que Duncan la llevara a su almacén.

Aunque Amanda ignora que los lobos no son amigos, no ignora que hay un intruso que se cuela por las noches en el territorio.

Es una razón más por la que los lobos se mantienen un poco en tregua.

Los tres tienen el deseo de protegerla, y hasta no dar con este intruso y con su naturaleza, saben que no se pueden permitir dejarla sola.

-¿Quieres probar?-

Amanda asiente.

Mientras Duncan se pone en una posición que a Amanda le guste, vuelve a preguntar.

-¿Ahí está bien?-

-Si, es justo ahí-

Las mejillas de Duncan se encienden un poco.

-Muévete lento-

Le indica ella, Duncan obedece.

Ella toma unas cincuenta fotos del modelaje de Duncan.

Desde que le enseñó a arreglar objetos del mundo humano, Amanda se ha hecho con muchos tesoros.

Esta vez es una cámara instantánea que saca unas bellas fotos del lobo que, con vergüenza, permite que Amanda le tome las fotos más extrañas de la historia.

-¿Satisfecha?-

Amanda asiente.

Toma las fotos regadas de manera emocionada, Duncan sobresale mucho, aunque pose de maneras complicadas o tenga que hacer malabares para lo que Amanda desea capturar, siempre lograr ser el centro de atención de las fotos.

-¿Puedes sacar a tu conejo de mis herramientas?-

Amanda toma al Señor conejo de la caja.

-¿Cuáles te gusta más?-

Amanda extiende las fotos en la mesa de trabajo de Duncan, son fotos de los lobos.

Las de Issa son frías, en tonos azules, como sus ojos, resultan formales o amenazantes de alguna forma, las de Johan son en fondos verdes, por la naturaleza de la que siempre parece estar rodeado, sus fotos son muy serenas y pacificas, suele salir distraído o con una leve sonrisa, las de Duncan siempre son en fondos cafés, con poses extrañas y sonrisas divertidas.

Retratan muy bien el tipo de carácter que cada lobo posee.

Duncan, que arregla un antiguo reproductor de audio, mira a Amanda.

Casa de lobosWhere stories live. Discover now