Casa de lobos

XXVI

Cae... Cae la nieve...

El viento seco se transformó en viento frío.

Congelado.

Cae... Cae la nieve...

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La primera nevada trajo consigo un clima frío en la casa de los lobos también.

El otoño se sintió realmente corto, y no le dio tiempo a nadie de prepararse para el crudo invierno.

Menos a Amanda y sus lobos, que conviven en la casa con algo de recelo.

Los lobos que guardan secretos.

Y la humana que no está del todo segura de querer descubrirlos.

La verdad siempre tiene un precio.

Y siempre es bastante elevado.

Ahora mismo, mientras los copos de nieve se amontonan fuera del ventanal de su habitación, Amanda piensa calmadamente por primera vez en mucho tiempo.

Su miedo...

El Señor conejo está tranquilo en su regazo, ella lo acaricia.

Su miedo...

El que quedó oculto por su deseo de supervivencia.

El miedo que la persiguió desde esa horrible noche.

Algunas lágrimas se escapan de sus ojos.

Sobre todo, porque ese miedo parece que puede volverse real en cualquier momento.

El miedo... A volver a ser abandonada...

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Sobrevivir...

Esas palabras que dijo Estelle la última vez que la vi.

Sobrevivir... No es lo mismo que vivir.

Suspiro en el cristal.

Hace bastante frío, la nieve cayó por un día entero, y eso me permitió pensar un poco mejor.

Pensar en mi vida.

En lo que he estado haciendo de ella.

En mi promesa.

Tengo que vivir...

Pero, ¿Qué es vivir?

¿Cuál es la diferencia exacta entre vivir y sobrevivir?

Los libros me de Johan me han dado una idea...

Pero parece un poco lejana para mí aún, borrosa y no muy clara...

Después de todo, este ya no es el mundo en el que esos libros fueron escritos.

Este es un mundo donde a la mínima muestra de debilidad serás destrozado por aquellos más fuertes, esclavizado y torturado...

Amanda... ¿A quién intentas engañar?

Sabes perfectamente que este mundo siempre ha sido así desde siempre... ¿Por qué no eres honesta contigo misma?

A veces no parece que esto sea real, es como estar en un sueño del que no puedes despertar, viendo todo a través de unos ojos que no entienden lo que pasa, no sé mi lugar en el mundo... 

Abrazo fuerte al Señor conejo que está demasiado pegado ya a mi pecho.

Es verdad...

Esta casa de lobos es igual que mi cueva...