Capítulo 2

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Huellas del pasado


Kagome:

La vida nos pone retos que parecen ser insuperables. Entendí eso de la peor manera posible; Cuando en medio de todo el caos y la desesperación también llegó la inesperada noticia de la maternidad, y el afrontarlo fue como pecar para los ojos de muchos. Quizás, todavía sigan decepcionados de mí.

Hoy en día no me interesa. Quedó en el pasado de la Kagome que se dejó influenciar y permitió que muchas personas manipulasen su mente. En donde el precio de sus errores costaron la pérdida y el abandono de quienes quería, y sin embargo se mantuvo resistiéndolo todo con la frente en alto. Quemando el recuerdo vergonzoso de su antigua versión tonta y frágil.

Porque al final, jamás la necesitaron y solo consistió una burla para muchos. Probablemente también lo fué para su propia familia.

Intento no pensar demasiado sobre eso. Solamente quedé con lo aprendido mientras cargaba con aquella semilla de la que para muchos significó una maldición; Para mí, fue como el ejemplo mismo del loto que crece impune dentro de un suelo fangoso, para luego elevarse y abrirse como la más hermosa de las flores. Ella era lo único bueno que salió de todo esto, como también fue la razón por la que tuve que abandonar y despertar de lo que conocía. Muy en el fondo se lo agradezco, porque en realidad, solo estaba rodeada de pirañas.

La cantidad de pensamientos que me transportan a aquella época me parece abrumadora, y me roban el suspiro de frustración  en el momento de verla subir furiosa por la escalera. Sé que jamás tendrá remedio y soy consciente de que está escrito en su personalidad. De hecho, lo difícil de lidiar con su carácter consiste en una mala broma del destino; Es mi Karma, y por tanto el recordatorio indirecto de quién me destrozó completamente.

No obstante; Moroha no tiene la culpa de mi en ese entonces, ingenuidad. Fue como un regalo y, la verdad, es lo mejor que pudo haberme sucedido.

Desde pequeña, ha demostrado ser un alguien totalmente excepcional. Con una luz propia que lograría colonizar el interior amargo de cualquiera que albergue un corazón vacío. Lo noté en el primer momento en que la percibí, y desde entonces, no ha hecho más que irse incrementando; Su belleza inocente tenía la habilidad de transformar a lo oscuro, en energía pura, con tan solo una sonrisa.

Posiblemente soy la única que todavía sea capaz de verlo a estas alturas.

Porque tenerla no fue, en lo absoluto, nada sencillo o fácil. Ser madre me golpeó en todos los sentidos y sufrí las represalias de no hacerles caso a las advertencias. Sobrellevar a mi hija tampoco lo fue; Pero la amo a pesar de los problemas generados ante su falta de tacto verbal, ante su terquedad, y ante el resentimiento de su orgullo.

No puedo hacer más a estas alturas; He educado a mi hija a como mis valores lo indican, pero supongo que es imposible inculcar medidas que dentro de este poblado no tienen cabida. Sé que está mal, aunque, la entiendo y comparto su opinión. Nadie en este sitio merece un trato exclusivo. No cuando hemos sido nosotras solas contra el mundo.

«Se parece demasiado a él» Vuelvo a suspirar cuando el pensamiento me supera. Y aunque no carece de razón, para mí, lo mejor es alejarlo. No quiero volver a recordar y respirar por la herida.

Conozco a mi hija, y sé que el berrinche le va a durar toda la tarde. Por el contrario, he de reconocer que jamás me ha gustado regañarla o castigarla; Pero eso no significa que no haya ocasión  en  donde deba poner autoridad. Sobretodo ahora que le he notado ciertos cambios, y que todavía no me acostumbro a la idea de que catorce años hubiesen transcurrido como míseros segundos. Su situación me preocupa. Moroha nunca ha sido violenta; Y que esa actitud se intensifique, es uno de mis mayores miedos.

El Regreso [EN EDICIÓN Y PROGRESO]Where stories live. Discover now