Capítulo 19

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Sorpresa.
(***)

El platinado revisaba con mucho cuidado y concentración los documentos de su oficina. Tenía montones y montones de carpetas sobre la mesa; columnas de papeles impresos de su ordenador que conectaba directamente con las oficinas de Tokio. Era un milagro que los hubiera encontrado en el archivo, tenía la clave de los registros de Inu No, por lo que analizó minuciosamente cada una de las hojas. No obstante, eso no conseguía los suficientes argumentos para impedir su regreso momentáneo a la ciudad y comentarle la situación a su padre. Tenían una considerable cantidad de dinero faltante y sobretodo muchas deudas que liquidar con sus socios, entre otras cosas. Sospechaba de que podría tratarse de algún desliz de su padre, pero el mencionado no era tan estúpido como para tocar el dinero de su propia empresa.

"¿Cómo nadie se había percatado de esto antes?"

Era una gravísima situación a la que no le encontraba salida o sentido alguno, más cuando era algo que no se podía ignorar o retrasar. Incluso podría causar el fin de la Empresa Taisho; y aseguraba que si él se hubiese mantenido en Japón todo este tiempo, esto jamás hubiese pasado bajo su dirección. Le enfurecía no tener los papeles más importantes en sus manos y desconocer algunos otros detalles; eran documentos que su padre guardaba en la caja fuerte de su oficina en la gran mansión Taisho, y esa también era otra de sus grandes razones para volver a la capital. No entendía como su padre con lo cuidadoso que era no se percató del asunto (si no era el causante del mismo, claro). Debía estar bien alcoholizado como nunca, olvidando sus grandes responsabilidades. Aunque lo dudaba, el Taisho Mayor era un desgraciado, pero no era para nada un tonto.

Si fuera por él, no se metería en esos asuntos que se suponía que debía de controlar su padre. Su trabajo era dirigir y comprometerse con el proyecto secreto en Akamura. Después de ello se regresaría a Italia y fin de la historia. Pero...gran parte de sus propiedades y negocios allá, como en el resto del mundo, podrían ser perdidas o decomisadas si llegaba a mayores tal problema. Por conveniencia propia no podía permitirse este tipo de descuidos, ya que sus asuntos en las afueras del país podrían verse implicados solo por tener su nombre y apellido. También llevaba buen tiempo fuera de todo lo relacionado con la empresa, y en parte era por eso que no entendía nada de lo que pasaba. Se sentía restringido, y sobretodo frustrado.

"¡¿Qué diablos es lo sucede?!" » Renegaba con furia, sin despegar el iris ambarino de las letras pequeñas.

Frente a él, un moreno de ojos claros hablaba con suma calma, aún siendo consiente de la ignorancia del platinado hacia sus palabras.

No quería verle la cara de mierda a su jefe, pero desgraciadamente era su secretario y estas tareas eran las suyas. Había sido citado para reportar el informe sobre la situación en las montañas, ya que muchas veces Inuyasha no se encargaba personalmente de ello; y era él quien se encargaría del contacto directo con los demás compañeros de trabajo. Inclusive, tenía la absoluta seguridad de que podía atreverse a apostar sin miedo todos sus ahorros: a que ese imbécil en la mesa no se sabía siquiera los nombres de nadie, exceptuando el suyo.

Aparentaba ignorar sus palabras con una cara del demonio mientras su atención se deslizaba entre los documentos que releía en sus manos. En su mente, Koga se decía a sí mismo tenerle calma al comportamiento irracional de su superior, para nadie era un secreto sus pocos deseos de cumplir con las órdenes de Inu No Taisho, además de que por lo visto la empresa está pasando por algún problema grave (o al menos eso le escuchó decir)

- El terreno de prueba ya fue aprobado por los especialistas. Solo necesitan que usted dé el sí definitivo, para iniciar con la excavacion y todo el proceso, señor Taisho - concluyó con un rostro completamente apacible. Sin embargo, aquel imponente ojidorado parecía pasarse por las bolas todo el informe. Un característico silencio le fue dado como respuesta, y con algo de disgusto continuó con lo otro que tenía para contarle - La señorita Yorukichi me informó en la mañana, que también se siente con todas las condiciones requeridas para comenzar con su trabajo.

El Regreso [EN EDICIÓN Y PROGRESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora