Capítulo 22

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Propuesta

Las aves mañaneras alzaron su canto con los primeros rayos del sol, que se asomaron por su ventana. Estos, traspasaron la tela fina y azul, para quedarse como un tenue resplandor que asemejaba el oscuro y encerrado espacio como un fragmento del fondo marino. Aquellas profundidades del océano que muy pocos valientes se atrevían a explorar.

Ni siquiera había sonado la alarma, y ya se encontraba absolutamente despierta. El sueño, se había convertido en algo muy lejano para ella, a pesar de sentir como sus párpados suplicaban por olvidarse de la consciencia. Y ahora mismo, algo tan simple como dormir equivalía lo que unas vacaciones de verano. Consistía en un gran lujazo el poder olvidarse de la tierra y sucumbir al descanso. Más ella, no sentía la paz necesaria como para pegar ojo, con todo lo que se traía encima.

Porque en realidad, ella no había podido dormir en todo el transcurso de la noche.

Tan solo se aferraba a la cama como si esta se tratase de su fiel compañero. Abrazándose a las sábanas con tal de refugiarse en su calor, e intentando cerrar los ojos cansados que se negaban a ceder. Estos le escocían, acompañados de un leve dolor en aquella parte interna de sus sienes. Lo cierto es; que había llorado por toda la noche como si no existiera un final a su desesperación, e incluso ahora, todavía se mantenía con el rostro enrojecido a causa de las lágrimas. Quiso desperezarse, aunque solo consiguió estirar un poco el cuerpo para acomodarlo justo hacia el lado solitario del colchón. Hubo un cierto toque de placer en el gesto. A lo mejor y no podía conciliar el sueño por tener el cuerpo entumecido, y el rotamiento hacia el otro lado del colchón le había sentado en esos instantes. Manteniéndose en posición fetal. Atravesada en diagonal en el centro de su cama, con una pierna flexionada, y el brazo bajo la almohada que sostenía su cabeza. La puso contra su rostro en un gemido de indignación. El resplandor del día se iba intensificando paulatinamente, junto a los graznidos de las aves sobre las ramas de los árboles, que en otras ocasiones solían parecerle un sonido placentero y relajante, más ahora, se equilibraba a los ruidos de los coches o de las maquinarias de construcción; y resultaba un poco molesto dormitar, a pesar de la semi oscuridad perfecta de su habitación por las cortinas de azul royal. El bello color que incidía sobre el marino de sus paredes, y que en algunas veces se asemejaba al negro con la ausencia de la claridad. Y aunque era el tono presiso e indicado para dormir; Su cuerpo entendía de que a esta hora, el tiempo de descanso ya había culminado.

Entonces la alarma sonó. Y dió un resoplido, protestando en silencio por no poder descansar como realmente quería hacer.

Se incorporó con parsimonia. Sintiendo la acción tan pesada, como si la misma fuera un costal de arroz, o una vieja bolsa llena de kilos de plomo. Permaneció durante unos minutos que le parecieron horas observándose fija a los pies descalzos, cruzados sobre la alfombra tinta. Como si estuviese navegando con la mente perdida en algún universo extraño, en donde no tenía más ninguna otra obligación, que no sea la de admirar la belleza del estampado floral, apenas visible sobre las costuras de la roja esterilla. También notó un viejo polvillo acumulado, y alguna que otra mancha o pelusilla. En algún momento debería de limpiarla. Más dió un fuerte suspiro de desánimo con el reciente pensamiento. Su cuerpo estaba agotado, y no se sentía con la disposición de hacer nada. Así que decidió juntar toda su fuerza y voluntad para levantarse; a pesar de que el movimiento haya sido algo pastoso y lento, a comparación de la energía que solía demostrar habitualmente. No podía permitirse que todo el mundo se le cayera en la cabeza. Debía permanecer clara y decidida, aunque estuviera siendo poseída por el miedo en cada parte de su pensamiento.

Es por eso; que tomó y echó a su hombro, la toalla que descansaba doblada a un lado de su armario. Tal vez lo mejor sería darse un baño. Eso siempre la había ayudado a refrescar su cabeza, y ahora, tampoco sería la excepción a ello.

El Regreso [EN EDICIÓN Y PROGRESO]Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora