Capítulo 13

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Cita

Inuyasha no sabía que hacer con el reciente enfado que se apoderaba de él. Era una corriente de rabia que atravesaba todas las venas de su cuerpo, y le calentaba la sangre a tal punto de verlo todo en rojo y con señales de alarmas. Este día había sido extremadamente agotador, los asuntos que tenía en Akamura albergaban gran parte de su horario, y él nunca se había caracterizado por ser un zoquete en los temas referidos a su trabajo. Le gustaba trabajar, le gustaba hacer las cosas bien, y por esa parte... resultaba ser demasiado exigente consigo mismo.

Dejó que su secretario visitara el terreno estudiado. Sería el lugar de muestra que tomarían para sus estudios antes de fijarse en algún objetivo mucho más grande, y para eso contaba de la ayuda de ciertos especialistas en el campo. De eso se encargaría la Dra. Ayame Yorukichi, quien además era bióloga, científica, médico...entre otras más profesiones de ese ámbito relativo a todo lo incluido en las ciencias, lo que la convierte a ella en la persona indicada para el asunto. Su secretario se la había recomendado, e Inuyasha quería comprobar con sus propios ojos que sus palabras fueran ciertas.

No quería mierdas trabajando con él, y a la menor equivocación la echaría a ella, y también al moreno de ojos azules que la recomendó. No sabía porque, pero ese chico no le convencía del todo a pesar de hacer un buen trabajo hasta el momento, y quería aprovechar el menor desliz que tuviese para mandarlo bien lejos de Akamura.

Sin embargo, con la doctora tenía otro objetivo totalmente distinto. Su llamado al pueblo no solo tendría que ver con los asuntos laborales de la empresa Taisho. También tenían un propósito personal por parte del peli plata. Claramente se ahorraría los detalles innecesarios que no le hacían falta saber a la doctora. Pero en cuanto tuviera todas las pruebas necesarias se las llevaría a estudio.

No le daría contexto o novedad alguna. A la doctora solamente le debía interesar la paga que obviamente estaba dispuesto a recompensar. Nada más que eso.

En fin, intentará de todas formas no hacer mucho contacto con el personal de trabajo, en todo caso era Koga quien supervisaba a su gente. El pobre estaba hasta el culo de tanto trabajo pero a eso a Inuyasha le importaba una mierda. Si trabajaba con él debía de soportar toda la carga, y si no, pues que tome todas sus pertenecías y salga por donde mismo entró, ya que no estaba obligado a rendirle a nadie.

Su día se resumía a gestionar y revisar todo el papeleo atrasado de su padre. El muy malnacido tenía algunos cuantos achaques y deudas mínimas, pero si no eran saldadas a tiempo ese pequeño problema se podría convertir en el fin de toda la empresa. Le extrañaba en parte, ya que debía aceptar que Inu No era bastante recio en los temas de trabajo, pero seguramente dejó todo al descuido dado el estilo de vida que ha comenzado a adoptar con el paso de los años.

Tenía demasiado estrés, demasiados problemas ¡maldición hubiesen caído en la puta quiebra si no regresaba de Europa! Claro que sus negocios en Italia eran algo ajeno a la empresa principal de su familia, y solo por esa razón se convertía en el eslabón perfecto para salpicarse de toda su mierda, y quería prevenirse de ciertos contratiempos.

Por otro lado, también sabía que podía recurrir a la ayuda de su hermano. Este tenía muchísimo más control en el campo de la empresa familiar debido al tiempo en que fue la mano derecha más eficiente de su padre, conocía todos aquellos puntos fuertes y débiles, tenía mejor relación con los socios, y era un completo experto en el campo empresarial. Lo pensó totalmente dubitativo, ¡pero no se permitiría caer en la ridícula tentación de llamar a ese engreído! Que no daba señales de vida tras pasar años en un "viaje de negocios" en América, la primera razón era eso; la segunda el hecho de que cree imposible que vuelva a Japón a dirigir algo que le es perteneciente a su padre cuando ni siquiera le manda una postal en los días festivos.

El Regreso [EN EDICIÓN Y PROGRESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora