Capítulo 15

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Advertencia
(***)

K

agome se miró en el espejo de su habitación una última vez, estaba envuelta en un albornoz claro y de su cabello caían las gotas gruesas de agua que golpeaban contra el suelo.

Estaba un poco dubitativa mientras renegaba de su situación; maldita sea! ¿Por qué debía de ser en ese lugar tan caro?". No hacía falta formar tanto alboroto cuando no iban a hablar de algún tema profundo, podía haber sido incluso en un parque o algo así ¡No en el restaurante más prestigioso del pueblo! La obligaba a arreglarse, y muchos mal interpretarían la reunión con el ambarino.

No quería llamar la atención, menos que escuchasen su conversación. Pero Inuyasha era un tonto especulador que los había citado en ese sitio, y se maldijo otra vez por ser tan idiota cuando conocía perfectamente el entorno del ambarino. Suspiró hacia sí misma, observando con indignación su pequeño armario.

No tenía ropa de la peor calidad, pero tampoco eran las mejores marcas lo que ocupaban terreno en su armario. A penas y tenía lugar para los trajes de acrobacia que usaba en sus funciones. Los pocos vestidos que tenía, eran sencillos y sin tanto alboroto. No escogió el mejor, ya que todos para ella significaban lo mismo: Eran solo simples vestidos.

Este que escogió al azar, era negro y sin escote, de cuello y mangas largas; sin embargo era corto y ligero, lo cual la amortiguaría del frescor de la tarde, y no la haría tiritar del frío. En sus pies llevaba unos tacones de tiras del mismo color, no muy altos, pero que combinaban perfectamente con el atuendo.

Le encantaba verse como una chica arreglada. Y no por sentirse incómoda en aquel lugar iba a reusarse a ir bella. Aunque tampoco se esmeró mucho a su parecer. Se maquilló ligeramente y recogió su cabello en un moño alto, dejando libres algunos pequeños mechones oscuros que caían en suaves ondas hasta la altura de su cuello. Colocándose también un poco de loción dulce en este.

Digamos que no era la ocasión (o la persona) lo que la había impulsado a arreglarse así; más bien, ella buscaba no ser un hazmerreír en el sitio toda desarreglada, cuando era el lugar más costoso de todo Akamura. Al menos se tenía un mínimo de respeto hacia sí misma.

Ahora su miedo, era que Moroha se enterase de ello, no la había visto en casi todo el día y probablemente llegue tarde a casa como acostumbra a hacer, y eso al menos la hacía mantenerse un poco tranquila. Sabe que su hija la atacaría con millones de preguntas si sospechaba que esto podría tratarse de una "cita"; cosa que de cierto modo era, pero el significado que conocemos no sería del todo el adecuado. Más bien, para ella era una especie de "reunión".

Su intención no era llegar tarde a casa. No obstante, le dejó una nota sobre la mesa a la mini azabache para que calentase la cena en el caso de que no llegara a tiempo. Y ya le diría después que se encontraba con Sango o algo así.

Llegó antes del tiempo acordado.

Y se sintió impaciente desde entonces, verse en un lugar lleno de comensales bien vestidos que la miraban con caras largas le hacían sentirse muchísimo más incómoda de lo que estaba. Quería de una vez terminar todo, cosa que sabía que no sería para nada fácil.

Aunque la fachada del lugar era un poco al estilo tradicional. Por dentro, era un restaurante común y corriente como cualquier otro. Decoración oriental, mesas con manteles claros y pequeños búcaros con flores artificiales amarillas. Esperaría ahí pacientemente con la taza de té caliente sobre sus manos. Amortiguando algo de la inseguridad que se traía encima. Por lo menos hasta que Inuyasha llegara.

El Regreso [EN EDICIÓN Y PROGRESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora