Capítulo 6

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El Gran Espectáculo

Moroha corría con todas sus fuerzas por las calles despejadas. La noche amenazaba con caer mientras se refugiaba de quienes gritaban su nombre en la distancia. Tuvo algunos inconvenientes, pero al final pudo desviar la atención de aquellos que la perseguían. Suspiró tras una pared. Intentando recuperar el aire y mermar la agitación. Y se maldijo en silencio. Jurándose a sí misma, de que jamás volvería a apostar otra vez con chicos mayores. Se sentía decepcionada de alguna manera. No pensó en que aquellos jóvenes, que se llenaban la boca para decir que eran superiores por la edad; Resultaran al final, seres tan infantiles por reaccionar de esa manera ante una pérdida justa. Y por suerte, ella tenía la habilidad de escapar rápidamente de los problemas. Solo esperaba que en algunos días esa historia se olvidase. Por supuesto, si ellos no se le volvían a cruzar en el camino.

Tal vez, debería dejar de ir por unos días al Yambani hasta estar segura del todo.

«Mierda. Ya es tarde» Se sorprendió con la hora que marcaba su celular. Prácticamente estaba oscureciendo todo y debía darse prisa, si quería llegar a tiempo a la plaza.

—¿Moroha?—Una voz conocida la llamó al momento de retirarse. La pelinegra retrocedió unos pasos. Volteando su rostro con ligero asombro.

—Chicas—Mencionó con un tono de voz sorpresivo, e interrogador. Frente a ella, las gemelas la miraban de esa misma manera. Con el rostro un poco contraído para expresar su duda. Las repasó con detención. Tenía prisa, pero se detuvo a observar a sus amigas con cuidado. Towa vestía una camisa justa, con las mangas cortitas; luciendo pantalones negros, zapatillas, y en su cabeza coronaba una boina negra. Su hermana, mucho más sencilla a como acostumbra, tenía un vestido negro con detalles en morado. Más tacones extremadamente bajos.

A Moroha le sorprendía el excelente aspecto de las chicas. Tenían la suerte de que la anciana Kaede les hacía sus ropas acorde a sus gustos, gracias a su gran habilidad para coser. La calidad de las prendas era increíble. Y desde que las conocía, las dos hermanas relucían en telas refinadísimas y de la alta clase. Algunas veces resultaba algo sospechoso para ella. Amparándose, en la "posibilidad" de que la vieja las conseguía por fuera de Akamura. Volvió a echarles otro vistazo detallado. Sin duda, estaban hermosas. Inclusive, se habían puesto algo de rubor ligero en sus mejillas, y brillo liso en sus labios. Ellas, por su parte, también repasaron la maraña de cabellos desordenados de su amiga. Y Towa frunció su rostro con hostigamiento. Con una mano que reposaba contra el, negando así, hacia ambos lados. De verdad, su amiga Moroha era todo un desastre. Estaba descabellada y sudorosa. Y la coleta azabache era movida por el viento, dejando caer así, pequeños mechones alrededor del flequillo de su cara. Probablemente acababa de correr una larga carrera.

—¿Qué te pasó?—Soltó su incógnita en reclamo. Aunque lo sospechaba, puesto que la conocía. La albina sabía la manera desahogada que solía manter Moroha en su actuar. No era algo extraordinario de que hoy, pese a la celebración, no sea la excepción ello. Aún así, se cruzó de brazos «¿Cuándo dejará de comportarse tan irresponsable?»—Se suponía que iríamos a ver a tu mamá esta noche. Me sorprende que permanezcas tan calmada por ello.

La chica se encogió de hombros para restarle importancia al asunto. Towa hizo un puchero de inconformidad. Su hermana, solo la miraba con la frente en alto, y una notable expresión cerrada.

—Es una larga historia. Ya les contaré todo en otro momento—Una gota azul bajó por su cabeza. A estás alturas, no contaba con el tiempo necesario para como para estar relatando todos los detalles—Será mejor que me vaya. Ya las veré luego—Se despidió. Volteándo su cuerpo hacia la dirección del centro del pueblo. No obstante, la mano de su amiga la detuvo.

El Regreso [EN EDICIÓN Y PROGRESO]Onde histórias criam vida. Descubra agora