Capítulo 17:

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Me di la vuelta y salté hacia él, sin dejarlo ir y él tampoco me dejó ir. No podría estar más feliz de tenerlo conmigo de nuevo. Sostuve su rostro y le di un beso, estuvimos besándonos por unos segundos y nos abrazamos una vez más.

"Te extrañé" le dije.

"Yo también preciosa... yo también" Me besó de nuevo.

Lo agarré de la mano y lo llevé adentro de la casa, él me agarró de la cintura y comenzó a besarse conmigo, jugando con mi lengua y tirando de mi cabello hacia atrás. Seguimos haciéndolo mientras me llevaba al comedor, me levantó por el culo y me sentó en la mesa para empezar a besarme por todo el cuello, quitándome poco a poco mi bonito romper, tocándome las tetas con sus fuertes manos.

"¿No vas a tomar una taza de té o café prime-"

"Cállate" gruñó.

Cerré la boca y sostuve su cabeza contra mi cuello, podía sentir su bulto duro entre mis piernas. Me mordió por todas partes, incluidas mis orejas mientras escuchaba su respiración pesada en ellas. Hizo que me acostara en la mesa para quitarme la ropa por completo, sostuvo mi cuello y deslizó su mano por mi cuerpo, alcanzando mi ropa interior y quitándomela bruscamente, tirándola lejos.

Dio un paso atrás y comenzó a desabotonarse la camisa mientras me miraba con una sonrisa en su rostro. Finalmente, se la quitó y me senté para poder tocarlo. Deslicé mis manos por todo su pecho, estaba tan en forma que sus abdominales se veían y se sentían increíbles. Empecé a besarlo y morderlo por todas partes mientras él me agarraba por el pelo. Besé su pecho llegando a su cuello, dejando chupetones alrededor.

Me tomó por sorpresa y tomó mi cuello, acercando su rostro al mío, pudiendo sentir sus suspiros en mi boca, cerré los ojos. Empujó su lengua dentro de mi boca y no pude evitar gemir en la suya, seguimos besándonos un rato hasta que me abofeteó dos veces, casi haciendo que mi labio sangrara, pero dejándome la cara roja por ambos lados. Lo miré sosteniendo mi cara en estado de shock, pero tan excitada que gemí.

Me empujó hacia abajo y colocó mis piernas sobre sus hombros, escupiendo en mi ya mojado coño. Se desabrochó el pantalón dejándolo salir, y golpeando mi vagina con su polla dura, para empujarla lentamente, se metió fácilmente dentro de mí, empezó un ritmo lento.

"Di que eres mi puta... ahora" me ordenó.

"Soy tu pu-" Mi voz se quebró y él me abofeteó una vez más.

"Habla claro perra" Empecé a sentir miedo, pero me encantó al mismo tiempo.

"Soy tu puta, papi", gemí.

Miró hacia arriba rodando los ojos y los cerró, cogiéndome más rápido.

Volvió a mirarme con la boca abierta y suspirando, deslizando su mano sobre mis tetas. Parecía tan excitado que lo hacía parecer vulnerable y violento al mismo tiempo. Sus ojos nunca se vieron tan oscuros. Empezó a gemir mientras me miraba, sujetando mi cuello con una de sus manos venosas y sujetando mi pierna con la otra.

Eso me excitó tanto que comencé a sentir ese cosquilleo en mi punto especial y clítoris, cada vez más cerca de correrme en su pene. Empecé a gemir más fuerte. Ahorcó mi cuello con más fuerza y cerró los ojos, follándome duro y más rápido.

"Papi-" gemí, antes de sentir el orgasmo cada vez más cerca.

Empezó a gemir conmigo, manteniendo los ojos cerrados y acercando su cuerpo al mío, escuchándolo gemir en mi oído. Me hizo correrme fuerte de inmediato, mis flujos goteaban por sus bolas pero no se detuvo, me estaba haciendo temblar hasta que se corrió muy profundo dentro de mí, casi sin dejarme respirar por lo fuerte que me ahorcaba mientras se corría.

Se quedó respirando agitadamente en mi oído, me miró y rozó su nariz contra la mía y sus labios contra los míos, provocándome, finalmente dejando un suave beso en mi boca. Sacó su polla de mi vagina, dejando que su semen goteara hasta el suelo, lo miraba todo orgulloso.

Me senté, bajé de la mesa y recogí mi ropa, dirigiéndome al baño para limpiarme. Me sentía increíble y feliz de que se viniera, quiero decir a verme. Me arreglé el cabello, estaba desordenado después de todo lo que lo jaló. Salí del baño y se estaba poniendo la ropa, lo ayudé a abrocharse la camisa.

"¿No quieres darte una ducha, mi amor?" Yo pregunté.

"Si vienes conmigo", respondió.

"Deja que mi coño respire, ¿puedes?" Me reí.

"Nunca." Dijo el.

Lo besé suavemente mientras me sostenía la cintura.

"¿Quieres una taza de té o cafecito ahora?" Yo pregunté

"¿No está un poco demasiado calor para cafecito mi cielo?"

"¿Y un poco de soda?"

"Eso está bien princesa"

Fui a la nevera y serví un poco de refresco en un vaso. Tomé un sorbo, yo también tenía sed, luego le pasé el vaso. Se lo bebió todo y dejó el vaso en el mostrador, suspirando y pasándose la mano por el pelo, mientras yo babeaba y sentía cosas. Me miró después de hacer eso y sonrió.

"¿Qué?" Preguntó.

"Nada, amor" Parecía sorprendido después de que lo llamara así.

Mi soldado - Alejandro Vargas y túWhere stories live. Discover now