Un Headcanons es que todo el grupito de agrietados tienen mañas muy tercermundistas.
Y las mañitas que tienen Siria, Rusia y corea del norte son gracias a Cuba y Venezuela.
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Venezuela: Tiende a revisar las páginas de los libros que encuentra en locales (usados), incluso puede quedarse horas revisando cada libro, buscando para ver si tenían dinero.
Al final no se llevaba ningún libro, dejando a los dueños de los locales todos confundidos. A veces si encontraba dinero y para disimular compraba el libro.
Rusia: Desde que viajo a Venezuela y había convivido con este mismo, mirando en primera fila todas sus reacciones y muecas, además de sus palabras no pudo evitar agarrar una que otra maña del venezolano. Por ejemplo, el pensar que todo estaba malditamente caro.
No sabe como sobrevivo al regresar a Rusia, incluso casi dejo de comer sus cosas favoritas solo peque "en Venezuela estaba más barato".
Cada vez que se acercaba a algún lugar a preguntar el precio de algo hacia una leve mueca arrugando la nariz, alejandose lentamente. Luego caminaba un poco más, preguntando en distintos lugares por la misma cosa y recibiendo distintos precios.
Terminaba satisfecho al encontrar lo que quería a un precio menor, se iba totalmente feliz a su casa.
Siria: Al igual que Rusia agarro una constumbre, pero nadie sabe de dónde la aprendió. Estaba claro que fue en Venezuela, pero no saben de quién exactamente.
Está era que 'regateaba' por todo, y lo peor era que no sabía hacerlo.
Y, nostante a eso, siempre, siempre se salía con la suya.
— Eso está en 10 Bolívares, mi pana.
— Tengo 3 —. Dijo, mirando fijamente al vendedor, mismo que se incómodo.
— Te faltan 8...
— Te doy tres ¿Hecho?
— ... —. Lo miro con ojos entrecerrados, pasando sus manos con su nuca, dudoso —. Pero vale 10.
— Pero yo solo tengo 3.
Se quedaron ambos fijamente, uno sin expresión alguna y el otro examinandolo.
— ¿Eres extrajero, verdad?
— Soy árabe.
— ¿Y no ike los árabes tenían plata, pues?
— Este no.
El de piel morena estallo en risas, terminando por servirle la chicha en el vaso más grande que tenía, además de agregar más leche condensada de lo usual.
— Tenga, mi pana. Espero que lo disfrutes.
El árabe sonrio al tener la chicha en sus manos, totalmente feliz agradeció y se dió media vuelta, empezando a caminar totalmente feliz.
— ¡Epa, epale! ¡¿Y MIS TRES BOLOS?!
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Esto se me ocurrió hace unos días. Admito que yo soy la que revisa los libros para ver si hay plata qksqkan
