FIVE

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HOSEOK

Tres días después de su llegada a corea, se encontraba ocupado en su" habitación", que más parecía, la de un extraño, compadeciéndose de sí mismo. No había salido de la habitación, en dos putos días. ¿Puedes creer? Si. El, sabia y era consciente, que se había convertido en un ser patético, pequeño y pusilánime. Pero ahí estaba a salvo. A salvo de las críticas de su madre. A salvo de las duras miradas de su padre. A salvo de que Lía, viera la verdad en sus ojos. A salvo de... Taehyung.

Al hombre no lo había vuelto a ver, gracias a su gran mentira, de haberse enfermado, justo el día siguiente de haber llegado de París. Por lo que había logrado, que no lo molestarán y le permitirán; desayunar, almorzar y cenar en su habitación. Y así que, fue un gran alivio, no tener que enfrentase al esposo de su hermana demasiado pronto. Porque si, él sabía que tarde o temprano, la conversación tenía que llegar. Pero por ahora, quería prepararse mentalmente para ello.

Había aprovechado su tiempo a solas, para tratar de relajar su mente. Había leído los últimos capítulos que le hacían falta, para terminar con el libro, que Jennie le había prestado "La mente criminal". Era un libro bastante jugoso e interesante. Algo del otro mundo. A él siempre le había interesado, conocer más allá, de la mente de un criminal. Sus profundidades y sus lados más oscuros. Analizar la forma de actuar y de pensar de los asesinos seriales y como estos personajes, creaban su propia realidad, llegando a formas peculiares de llevar a la práctica, sus más terribles fantasías. Vicente Garrido, le había dado definitivamente eso, pasando por criminales notables de España como; Jack el Destripador a Tony King, Gilberto Chamba, "el Monstruo de Machala", el Asesino de la Baraja y del mundo, Richard Ramírez y Ted Bundy.

También había hablado por teléfono con Jennie. A primera hora del día martes, la había llamado y le había dado noticias de él. Por supuesto, le había dicho que estaba bien y que no todo iba tan mal, como se lo había imaginado. No quería preocupar a su amiga y por eso se había obligado a mentirle. Tampoco es que como si hubiese podido, contarle lo de Taehyung, dado que ella ni siquiera sabía, lo de que aquella noche. Él se había sentido mal por mentirle, pero no había manera, que se avergonzara a sí mismo, contándole que se había acostado con un hombre casado y bueno, el simplemente agradeció, cuando ella no insistió más, en porque no había llegado esa noche, a su departamento y no volvió a tocar el tema. Jennie pareció haber quedado tranquila, con la nueva información. Como también le hizo saber, que lo extrañaba y que ella estaba bien. Le había dicho, que se quedaría unos días en casa de sus padres, porque no podía soportar, la soledad que había quedado en el apartamento. Y ciertamente eso lo tranquilizo, porque tampoco quería, que ella estuviese sola, lamentándose por su partida. Él sabía que sus padres la cuidarían y ni hablar, de lo felices, que debían de estar, por tenerla junto con ellos. Ellos la amaban, algo que el siempre deseo, cuando pequeño, que sus padres hicieran. Fue reconfortante escuchar su voz y saber que estaba bien.

Al segundo día; el abuelo Doyoung, me había visitado en la comodidad de mi habitación, para tener esa conversación que me había prometido, que tendríamos y de la cual parecía, que no iba a escapar, aún con mi supuesto malestar estomacal. Así que no había podido evitarlo, cuando se escabullo ese día en mi habitación y me dijo, que debíamos hablar y que procuraría ser rápido y poco molestoso. Y así lo hizo. Fue cálido y acogedor conmigo. Me hizo saber, que no había estado de acuerdo en que regresará a Corea, después de todo lo que había logrado por mi cuenta y que, por ello, no había querido que me enterara de su enfermedad. Por supuesto, no había podido quedarme callado, ni porque me ofrecieran conocer al mismo G-Dragon en persona. Así que proteste. —Por Dios abue. entonces estas diciendo ¿que yo no merecía saberlo? — Le había dicho, con un mohín en los labios. El me dio una sonrisa triste y replico con voz suave y cariñosa—Sabes que no es así Hobi... Pero ya no hay nada que se pueda hacer... este... cáncer de pulmón, tarde o temprano acabara con mi vida...Así que no, no le veía el caso, de que vinieras de tan lejos, para ver morir a este pobre viejo — No lo había podido evitar y me lance a sus brazos, llorando como un niño pequeño, que pierde su juguete favorito, mientras el abuelo Doyoung me consolaba, acariciando mis cabellos y susurrando palabras de alivio. El solo pensar, que, en menos de un año, el abuelo Doyoung no estaría más con nosotros, me llenaba el alma de una profunda tristeza. Pero lo que más me rompía por dentro, era no haber estado con él, desde que se había enterado del diagnóstico y todo el tiempo perdido. Cuando finalmente se había calmado, no había perdido tiempo, para hacerle saber a Doyoung, lo mucho que lo amaba y se había propuesto entonces, decírselo cada jodido día de su vida. Después de eso, Doyoung lo había dejado solo, para que descansara y así lo hizo. Lo que le costó muchas horas antes, para que pudiera relajarse y dejarse llevar a los brazos de Morfeo.

FORBIDDEN LOVEWhere stories live. Discover now