TWENTY.2

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HOSEOK

El viaje desde el hotel fue silencioso y sombrío. Taehyung siempre a mi lado consolándome y dejándome llorar en silencio.

Nos tomó poco menos de veinte minutos, llegar al aeropuerto y abordar el avión, que nos llevaría a Seúl.

Dos horas y media más tarde, me encontraba enfrentándome a mi peor pesadilla.

— Todo va a estar bien. —El mayor dice a mi lado, mientras su mano, le da un suave apretón a la mía. — No voy a irme de tu lado.

Asiento, con las lágrimas punzando en mis ojos, y murmuro.

— ¿Lo prometes? ...

Taehyung me sonríe y me atrae a su lado, depositando un beso en la parte superior de mi cabeza.

— Lo prometo.

Entierro mi rostro en el cuello de Taehyung, permitiéndome inhalar su aroma, y reconfortarme un poco más. Guardar cada segundo a su lado y atesorarlo en mi corazón, como un recordatorio constante, del amor más puro, que nunca pude conservar.

Habíamos pasado juntos poco tiempo, pero yo había estado en la luna, lleno de felicidad. Ahora, incluso si no habláramos de ello, había sabido que terminaría apenas el infierno se desatara en llamas, y ambos, ardiéramos en él.

Dios.

Había sido tan ingenuo, al pensar que podría quedármelo. Que su amor serio mío y que viviríamos nuestro propio cuento feliz, como las historias de Disney, que a Jimin siempre le habían gustado. Sin embargo, era consiente que no sucedería, y, aun así, seguía aferrándome a los pocos minutos que me quedaban a su lado.

La palma de Taehyung acaricia mi espalda, nuevamente el toque más inocente y amable, sacándome de mis pensamientos e indicándome, que debíamos salir del taxi. Suspiro y alzo mis hombros, tratando salvar la poca dignidad que me quedaba, entonces, salgo del auto, tambaleante y con el estómago echo nudos, parándome frente a la enorme mansión Jung.

A pesar de la mano tranquilizadora de Taehyung en mi espalda, cuando subimos los peldaños que nos separaba de la puerta, me sentí expuesto. Como si en cualquier momento, mi madre pudiese salir y arremeter contra mí.

— Todo va a estar bien. — Me recuerda una vez más, Taehyung, como si el mismo lo creyera. Si no fuese por sus hombros rígidos, habría creído en su palabra.

Sintiéndome aturdido, debido a los últimos acontecimientos en mi vida, asiento con la cabeza y me envalentono, alzando mi mano en el aire, y golpeando suavemente la dura madera.

Uno. Dos. Tres, golpes. Y la puerta es abierta con un suave clic, segundos antes, de que la hermosa Haneul, asomara la cabeza con su habitual sonrisa radiante.

— A la orden. ¿En qué puedo ayud...?

Sus palabras murieron y su sonrisa se desvaneció, cuando se percató de mi presencia. La mujer pareciese como si hubiese visto un fantasma, y al cabo de unos segundos, vacilo y luego sonrió, murmurando.

— Joven, Hoseok. Ha regresado.

Asiento, intentando hablar, atraves de mi garganta rota, siendo un sonido lastimero, cuando musito.

— Haneul

La mujer deja escapar un sonido ahogado y me permite refugiarme en sus brazos. Intento no llorar, pero es casi imposible, y una lagrima traicionera, escapa de mi ojo izquierdo. Sollozo y la retiro rápidamente, al tiempo que Haneul, deja salir de sus labios.

FORBIDDEN LOVEWhere stories live. Discover now